El amor es exactamente como los negocios constantemente se devalúan, y se acaba más rápido de lo que empezó.
Estos dos temas siempre han estado unidos a través de la historia de la humanidad ya sea por negocios – negocios, negocios –amor, amor- negocios y a veces resultan muy buenas alianzas si se saben aprovechar, los más exitosos (famosos en realidad) los de las grandes fortunas en cualquier rincón del mundo (negocios-negocios) aquí el amor pasa a ser una figura meramente legal-decorativa porque ambas parejas tienen en común solo el asegurar el crecimiento de sus negocios y procrear familia para ese fin. Si están enamorados o no es cuestión de sentimientos solamente y estos no entran en las cláusulas de los acuerdos pre-matrimoniales que son preparados por los mejores especialistas jurídicos para proteger las fortunas y no sufrir ningún descalabro financiero que tenga como culpable al ‘amor’ aquí es donde se devalúa el amor en pos de la ambición.
Existe otra combinación de este tema y es el de ‘Negocios – Amor’ es generalmente donde el magnate es una persona mayor y la contrayente es una mujer que podría ser hija o nieta del magnate pero según ella está enamorada (el caso más sonado una famosa rubia playmate se casó con un petrolero texano 63 años mayor) y al final se quedó sin herencia, ¿y sin su amor? Aquí el amor estuvo devaluado de origen porque realmente jamás existió
Y como nunca puede faltar está el amor devaluado porque una de las partes es un soñador y la contraparte una persona realista Amor – Negocios, aquí no basta el sentimiento se necesita pasar del ser soñador a ser concreto, no hay oportunidad para tener ideales y negocios en mente que está seguro que funcionaran y que es solo cuestión de tiempo, aquí la vida apremia aquí se necesita que suene el metálico, que se escuche la marmaja, si ese sonido no se escucha no hay sentimiento que valga.
Siempre han sido cómplices el amor y los negocios y si solo tienes una parte de este dúo difícilmente podrás alcanzar la plenitud, si escoges una sola estarás en un dilema, podrás vivir con opulencia (tal vez, porque no todo negocio te proporciona esa condición) pero solo, aun con miles a tu alrededor. De la otra opción ni hablo porque muy pocos casi nadie, apostamos a esa opción y esperamos a que se realice, aunque puede ser que nunca llegue. Es cuestión de elecciones personales.
La elección es suya estimado lector nadie escarmienta en cabeza ajena, pero si lo analiza encontrará que esta relación Amor – Negocios está en la vida de todos sin excepción. Así que, ‘hay que aprender de negocios…aunque sea por amor’, dicen los que saben. Esta teoría no es de Harvard ni de Yale es la realidad.
huggo romerom™