Por huggo romerom™
Definitivamente ‘Sociedad Civil de a pie’ debemos unirnos para firmar un ‘Amparo Colectivo’ para detener las arbitrariedades del gobierno en una de las muchas violaciones a los derechos de la sociedad de Nuevo León; “La Movilidad” y el “Transporte Público”.
“El amparo colectivo es una acción judicial que protege los derechos colectivos y el medio ambiente. Se puede usar para combatir leyes, omisiones o actos de autoridad que afecten los derechos humanos”.
“Movilidad de a pie, corrupción sobre ruedas”
El plan de movilidad actual es una joya… pero del absurdo. Un laberinto sin salida diseñado para hacer que el ciudadano promedio llegue tarde, cansado y humillado a su destino. Antes teníamos rutas de transporte público funcionales (o al menos pasables), pero alguien en un escritorio gubernamental, con más hambre de billetes que de soluciones, decidió retirarlas. ¿El argumento? Modernización, eficiencia, sustentabilidad… Bla, bla, bla. El resultado: un desastre mayúsculo en el que moverse por la ciudad es un ejercicio de resistencia y paciencia extrema.
El gobierno, siempre tan eficiente para rascarle al erario y justificar gastos con facturas dignas de una película de ciencia ficción, se ha mostrado completamente incompetente cuando se trata de garantizar el derecho a una movilidad real. Porque eso sí, cuando se trata de exprimir a los contribuyentes, son veloces, creativos e implacables. Pero cuando hay que pensar en soluciones reales para el 90% de la población que se transporta en camiones, combis y metro… de repente padecen amnesia administrativa.
Seamos claros: la movilidad es un derecho, no un favor del gobierno. Y si esa banda de iluminados no lo quiere entender, la ciudadanía tiene herramientas legales para exigirlo. Un amparo colectivo es una opción real y contundente para pelear por la reinstalación de rutas eliminadas sin justificación válida. Porque aquí no estamos hablando de progreso, estamos hablando de un negocio redondo para ciertos bolsillos.
Si el transporte público es ineficiente, si hay menos rutas, si el costo sube sin mejorar el servicio y si la única lógica detrás de las decisiones es llenar cajas chicas sin rastro de a dónde va el dinero, entonces es momento de que la sociedad se organice. El gobierno juega con la paciencia de la gente, pero cuando los ciudadanos se unen y exigen, la historia cambia.
Ya basta de movernos como ganado mientras ellos se llenan los bolsillos. Si la movilidad dejó de ser un servicio para convertirse en un negocio, es hora de recordarles que la gente de a pie también sabe defenderse.
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