‘Viaje Interior’ ©

Por huggo romerom™

El Viaje Interior: Cuando la Vida te da una Segunda Oportunidad

Existen momentos en la vida en los que todo se detiene. No porque el mundo haya decidido hacer una pausa en su incesante movimiento, sino porque, después de 62 años de existencia, el espejo refleja una realidad que nunca quisiste ver. Has vivido siempre en función de otros: familia, amigos, compañeros de escuela, colegas de trabajo, parejas. Has sido el arquitecto invisible de la estabilidad ajena, asegurándote de que cuando te alejes, alguien más ocupe tu lugar, para que no haya vacío, para que no haya ausencia. Y, sin embargo, aquí estás. Desapareciendo.

El problema de pasar la vida empoderando a los demás es que, eventualmente, te vuelves innecesario. Y cuando eso sucede, te preguntas: ¿Dónde estoy yo en esta historia? ¿Cuándo fue la última vez que viví para mí?

Es momento de hacer un alto en el camino. Un alto real, profundo, sin las evasiones de siempre. No se trata de un cliché motivacional de “descubre tu mejor versión”, sino de una búsqueda existencial seria, intensa y, sobre todo, necesaria. Es el momento de reencontrarte con aquel hombre de 1987 que estaba listo para comerse el mundo y que, de repente, se desvió. Sí, aquel que tenía sueños, planes y una energía arrolladora, pero que, poco a poco, fue cediendo su tiempo y espacio para que otros brillaran.

Hoy, 38 años después siendo un holograma que casi está desapareciendo la vida ha decidido ponerte de nuevo en la línea de salida. No es una coincidencia. Es la última advertencia, la oportunidad definitiva de empezar desde cero. Y esta vez, por favor, hazlo bien.

La primera lección de este renacimiento es evidente: deja de buscar ser necesario para los demás. En su lugar, rodéate de personas que no te necesiten, pero que quieran estar contigo. Hay una diferencia abismal entre ser indispensable y ser elegido. No necesitas ser el pilar de nadie. Encuentra a quienes te desafíen, a quienes te eleven, a quienes exijan ser mejor sin pedirte que cargues con sus vidas.

Luego, busca desarrollar todo aquello que siempre quisiste y que postergaste por restricciones familiares o sociales. ¿Arte? ¿Música? ¿Viajes? ¿Negocios? ¿Trascender?, No importa qué, lo que importa es que esta vez lo hagas sin justificaciones ni excusas. Porque si no lo haces ahora, ¿cuándo? No hay más tiempo para sacrificios absurdos ni para postergar lo esencial.

Y sobre todas las cosas, vive. Pero vive de verdad. No con la prudencia de quien teme desentonar, sino con la intensidad de quien entiende que el reloj no se detiene. No hay más espacio para medias tintas, para segundas opciones tibias ni para planes de contingencia. No más postergar la felicidad, no más poner la vida en pausa mientras organizas la de los demás.

Porque, querido amigo, la ironía más cruel de la vida es que, después de pasarte décadas asegurando la felicidad de los otros, puedes llegar al final del camino y darte cuenta de que nunca fuiste realmente feliz tú. Y eso sí sería un verdadero desperdicio.

Así que esta vez, por favor, VIVE INTENSAMENTE HASTA EL ULTIMO SEGUNDO antes de morir.

Suerte mi nuevo yo.

Jaque Mate.

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