Superalimento nunca igualado

Lupita Rodríguez Martínez

Con base en el principio constitucional del interés superior de la niñez, hace diez años ocurrimos a presentar la iniciativa de Ley para la Protección, Apoyo y Promoción de la Lactancia Materna del Estado de Nuevo León, suscrita además por las directoras de los Centros de Desarrollo Infantil (CENDI) del Frente Popular ‘Tierra y Libertad’ y los equipos del Área Médica, así como por varias agrupaciones ciudadanas.

Depositamos la iniciativa en la Oficialía de Partes del Congreso del Estado, cuando todavía era la LXXIII Legislatura. Fue turnada a la Comisión de Salud y Atención a Grupos Vulnerables de la LXXIV Legislatura. Tras dictaminarla la remitió al Pleno del Congreso para su discusión y votación.

El 4 de diciembre del 2015, una vez aprobada, se envió al gobernador Jaime Rodríguez Calderón para su promulgación, quien ordenó publicar el Decreto de Ley en el Periódico Oficial del Estado un 20 de enero del 2016.

A una década del proceso, resulta grato saber que Nuevo León y nuestro país han avanzado en fomentar la lactancia materna, mas todavía estamos lejos de cumplir la recomendación internacional de que esta fuente de alimentación sea exclusiva durante los primeros seis meses de vida, en el 100 por ciento de los casos o en al menos el 60 por ciento, previniendo que exista alguna particularidad, como problemas de salud o un contexto social cultural.

La primera Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), aplicada en el 2012, registró que sólo el 14 por ciento de las madres amamantaban a sus bebés, mientras que en la del 2022 llegaron al 33 por ciento. Datos recientes de Estados Unidos indican que el 84 por ciento de los bebés empiezan siendo amamantados, pero sólo el 58 por ciento los son hasta los seis meses y sólo el 25 por ciento reciben leche materna exclusivamente.

Lactar no sólo brinda beneficios nutricionales al bebé, sino también a la madre, pues reduce la posibilidad de depresión posparto y aumenta el apego madre-hijo. De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), disminuye un 32 por ciento el riesgo de padecer diabetes tipo 2, un 26 por ciento de desarrollar cáncer en las mamas y un 37 por ciento de tenerlo en ovarios.

La lactancia materna es insustituible a corto, mediano y largo plazo, por lo cual se requieren políticas públicas con acciones para la protección, promoción y apoyo al derecho de esta práctica, tal y como lo dispusimos en la Ley estatal.

El INSP sostiene que la leche materna es un superalimento que no ha podido ser igualado por fórmulas lácteas infantiles y tiene una evolución de alrededor de 200 millones de años, cuando surgieron los primeros mamíferos.

Estudios científicos comprueban que la leche materna se ajusta y cambia la composición con respeto a las necesidades del bebé y revelan que algunas fórmulas infantiles son suplementadas con alrededor de cinco moléculas de oligosacáridos (componente lácteo mayoritario), pero la leche materna tiene hasta 200 moléculas estructuralmente diferentes de éstos.

Aunque el principal beneficio de la leche materna es nutrir al bebé, tiene otras ventajas: los ácidos grasos favorecen el desempeño intelectual infantil y los prebióticos favorecen el desarrollo de una microbiota intestinal saludable.

Investigaciones del INSP arrojan que la leche materna incide en el estado emocional, en la salud cardiovascular, en el sistema inmune y reduce el riesgo de sobrepeso y obesidad en alrededor de 13 por ciento de niñas y niños.

Son de reconocer los esfuerzos del sector público y de la iniciativa privada para aprovechar áreas de oportunidad en materia de políticas, campañas de promoción y educación que faciliten la lactancia materna, como lo expuso recientemente la líder del Núcleo de Investigación en Salud y académica de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del ITESM, Cristina Chuck Hernández.

La especialista admite que hay empresas que tienen lactarios, pero les falta crear entornos laborales amigables con madre e hijos, a través de flexibilizar horarios y poner en marcha estrategias humanas e innovadoras. Por ejemplo, establecer certificaciones o insignias para compañías que sean amigables con la lactancia o también establecer estímulos fiscales.

Con el fin de proporcionar a madres y lactantes una nutrición segura y suficiente, como promoventes de la Ley creemos necesario actualizarla para proteger la lactancia natural, controlar la comercialización de sucedáneos de leche y la publicidad de fórmulas lácteas que desalienta la lactancia materna.

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