Eleazar Fuentes Gutiérrez
Las relaciones internacionales mexicanas tienen una ambigüedad y una trascendencia muy larga y con mucha historia. Tras su independencia en 1821, México comenzó a establecer relaciones diplomáticas formales, pero fue un proceso lento y accidentado por la inestabilidad política interna. Las primeras alianzas fueron más bien defensivas o económicas con potencias europeas y EE.UU., aunque muchas veces resultaron en conflictos (como las intervenciones extranjeras).
Muchos países veían la oportunidad de quitarle territorio o abusar de México por la inestabilidad política o el poco control que tenía el país en ese momento.
Y el país se cerró, buscando ser más nacionalista, sin dejar atrás las relaciones diplomáticas que ya mantenía con países amigos o vecinos.
Durante la época priista, o como muchos le llamaron, la “época de la dictadura perfecta”, el gobierno tuvo que implementar cambios a la Constitución y empezar a funcionar más como un país con un buen estándar geopolítico y comercial, para dejar de ser un país que no competía a nivel internacional en los mercados globales. Se fue preparando y democratizando el país y creando muchos organismos autónomos para poder entrar en alianzas mundiales e internacionales. Un ejemplo de ello es el IFE, ahora actualmente INE, entre muchos otros organismos.
Pero fue con Miguel de la Madrid que empezó la época del neoliberalismo y del libre mercado, pero con Carlos Salinas tuvo su plus, abriendo las puertas comerciales y uniéndose al TLCAN. Y fue cuando los tres países de Norteamérica empezaron a hacer competencia en materia económica y de tránsito de importaciones y exportaciones a nivel geopolítico. Tanto es así que, ahorita, ese tratado es uno de los más importantes a nivel continente y, me atrevo a decir, a nivel mundial, por lo que genera el libre mercado entre estos tres países. Aunque no quiero dejar de mencionar que el neoliberalismo ha bajado en estos años en México por la ideología política y económica que han tenido los actuales gobernantes —cosa que no es mala, depende del criterio de cada persona—, el actual gobierno se ha mantenido en estos acuerdos y logra entender que, más allá de las ideologías, el futuro es el libre mercado. Por eso, aunque haya disminuido, seguimos viendo que llega a México inversión extranjera, y esto le funciona al país en temas económicos y geopolíticos.
Es interesante saber de nuestras relaciones o lazos con el exterior para lograr entender lo que, en ciencia política, se le conoce como fenómenos políticos que suceden a costa de las relaciones internacionales.
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