Eleazar Fuentes Gutiérrez
Cuando hablamos de seguridad pública, nos metemos en temas muy profundos y complejos. La ciencia política es la disciplina que estudia la relación de la sociedad con los poderes gubernamentales, entre otras cosas, y uno de esos poderes, o ramas del gobierno, es la seguridad pública. Para entender por qué vemos policías en nuestras calles previniendo el delito, debemos remontarnos al contexto histórico.
Nuestro modelo o sistema de gobierno en México es federalista, una copia del modelo federalista estadounidense, en el que, como en otros regímenes de gobierno, el encargado de brindar seguridad es el Estado (el gobierno). El país, después de su independencia en 1821, creó sus primeras secretarías: Relaciones Exteriores, Hacienda y Defensa, pero faltaba una secretaría que tuviera el control político e interno de un país.
No fue hasta la administración de Antonio López de Santa Anna que se creó la Secretaría de Gobernación. Bajo esa secretaría, el gobierno se preguntaba cómo prevenir el delito o cómo controlar el comportamiento cívico y ético de la ciudadanía, y se crearon los cuerpos policiacos por primera vez formalmente bajo una secretaría gubernamental. La SEGOB era especialmente para controlar la cuestión política y social, interna y externa, mantener el orden público y la prevención del delito.
Los policías, como tal, fueron creados para garantizar el orden del Estado mexicano. Bajo el régimen de gobierno federalista, las entidades federativas y municipios comenzaron a crear sus cuerpos policiacos con cierta autonomía y soberanía interna. Con el paso de los años, esta función se separó de la Secretaría de Gobernación y pasó a ser una Secretaría de Seguridad Pública independiente.
Lo difícil para esta secretaría comenzó cuando el crimen organizado y el narcotráfico entraron a nuestro país. Con la guerra contra el narco, iniciada por el expresidente Felipe Calderón, no bastaba con las policías de los diferentes niveles de gobierno, sino que tuvo que entrar el Ejército. La Secretaría de la Defensa, que no fue creada para eso, fue creada para enfrentar una amenaza de algún gobierno del exterior a nuestra soberanía nacional.
Actualmente, sigue en pie la guerra contra el crimen organizado, las secretarías se unieron: Defensa, Marina y Seguridad, para hacerle frente. El motivo de esta columna es entender cómo funcionan los órganos encargados de garantizar seguridad a nuestro país o ciudad, y por qué vemos militares en las calles, así como la colaboración de policías estatales, la Guardia Nacional y el Ejército.
El punto es que combatir al crimen organizado no es fácil, porque no se predijo ni se veía que las policías fueran a tener una crisis así, que su función como tal era un pleito vecinal, mantener el orden en una colonia o ciudad, y no tanto tener una guerra con grupos ilícitos, muchas veces mejor equipados y armados que los cuerpos policiacos. Esa es la razón por la que el Ejército y las diferentes secretarías ya mencionadas tuvieron que ayudar a la Secretaría de Seguridad Pública a mantener el orden.
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