Benjamín Castro
—El caso de México y todas las demás naciones
Al periodo neoliberal se le ha puesto un nombre muy elegante. El “neo liberalismo”, un termino acuñado por los académicos, fue en realidad un proceso de recolonización, una reconquista, vía la destrucción de la capacidad productiva de una nación para someterla y disfrazada de “combate a la inflación”, de “lograr el equilibrio en las finanzas públicas”, la “eficiencia del estado”, “la modernización”, etc.
A PARTIR DE LA PRIMERA “Carta de Intención”, firmada con el FMI por el expresidente Miguel de La Madrid en 1983, no solo se entregaron los ingresos monetarios del país (facturas por cobrar de Pemex en NYC), sino que se acordó con ellos desmantelar la red de protección al campo, lo que se completó con la entrada al GATT en 1986. Conasupo, Banco Rural, Fertimex, ANDSA y la política de “precios de garantía”, fueron eliminadas paso a paso, dejando a los ejidatarios, los pequeños propietarios y hasta los grandes propietarios en la orfandad y la miseria. Del campo salieron hacia los Estados Unidos los primeros miles de migrantes. En las ciudades, paso a paso se desmantelaron los derechos laborales y se impuso como condena una de las exigencias del FMI: Que los salarios estuvieran siempre por debajo de la inflación y que las prestaciones garantizadas por la LFT se “dispensaran” o hubiera “flexibilidad” en ellas, en aras de “conservar los empleos”. Si querías tener chamba, deberías aceptar salarios bajos y sin prestaciones para así ser “mano de obra competitiva” que atrajera la “inversión extranjera”, que vendría a sustituir la inversión nacional privada y pública que se iría solo al pago de la deuda. También se vinieron los “recortes al gasto público”, con el cierre de Secretarias, direcciones, etc., causando, cada año, decenas de miles de despidos. El sector privado siguió por el mismo camino. Encima de esto las constantes devaluaciones; (“para impulsar las exportaciones” — decían–), los gasolinazos y la creciente inflación, condenaban a la miseria a las familias trabajadoras y a la clase media la desaparecieron.

De todo este proceso salieron los más de 14 millones de migrantes, hombres y mujeres, hacia los Estados Unidos, en ese periodo que no termino sino hasta el 2018, cuando inicio el gobierno de AMLO, tratando de revertir esa masacre. Además de los más de 14 millones de migrantes, el saldo fue un país que perdió su capacidad de producir sus alimentos, sus medicinas, su gasolina, sus petrolíferos, sus maquinas (las pocas que producía), sus implementos agrícolas, etc. Encima de todo, el avance del narcotráfico surgió como “primera exportadora” del país y la que atraía más “divisas extranjeras”.
Si usted, amable lector, busca explicarse por qué esa enorme migración de mexicanos se dio junto a la de otros tantos millones de centroamericanos, sudamericanos hacia EU, y africanos hacia Europa, etc., solo debe saber que a todas esas naciones se les hizo lo mismo que México, más o menos en los mismos años, con diferencias solo de matices.
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