Para resolver la megasequía hay que dejar el extractivismo hídrico…

Raúl A. Rubio Cano

Estamos padeciendo en el 87.5 del territorio nacional (según la BBC/News/Mundo) la peor sequía que no habíamos conocido.

Rusia Today (RT) informaba el 17 de abril del 2020: “Pronostican que EE.UU y el Norte de México sufrirían la peor sequía en 1,200 años.

Y bueno, si nuestra realidad hídrica en Nuevo León depende de la cuenca del bajo Río Bravo, es normal esperar que en los últimos años, al venirse secando la cuenca alta del Río Grande (Bravo), derivada de los escurrimientos en las Montañas Rocallosas en USA, nuestros acuíferos a las faldas de la Sierra Madre Oriental, también se han venido secando, como igualmente los mantos subterráneos.    

Asegura RT que “El oeste de Estados Unidos y el norte de México viven temporadas secas cada vez más largas desde que comenzó el siglo XXI y algunos climatólogos prevén que esa tendencia provocará a largo plazo una sequía extrema peor que cualquier otra que esté documentada, según refleja un estudio que publica la revista Science (17/4/2020).

Ese documento cataloga el fenómeno como ‘megasequía’ y lo relaciona con la actividad humana, no solo gracias a los registros meteorológicos modernos, sino al análisis de los anillos de crecimiento en árboles que tienen hasta 1.200 años.

La investigación cubrió un territorio que abarca nueve estados de EE.UU., desde Oregón y Montana hasta California y Nuevo México, y se extiende al norte de México.

Park Williams, bioclimatólogo de la Universidad de Columbia y su autor principal, afirma que ‘estamos en la misma trayectoria que las peores sequías prehistóricas’. Su equipo cartografió decenas de sequías en esa zona a partir del año 800 y estimó que solo cuatro merecían el prefijo ‘mega’ por presentar una aridez extrema que duró décadas: la primera a finales del siglo IX y la última al terminar el XVI, de 1575 a 1603”.

Conforme avanza la gravedad de la sequía en el hemisferio Norte-Oeste del Continente Americano, los estudios se han incrementado en el tema; desde hace años los he venido comentando en mi paso por Monitor Político, pero, por años en la entidad ha habido mucho silencio en el tema.

Es de reconocer que advertencia en tiempo y forma muchos años más atrás, sobre grandes llegadas de agua y sequía, fue la tabla de presencia de las precipitaciones de lluvias desde 1880, con proyección al 2040, desarrolladas por el insigne doctor en hidrología ya fallecido Jaime Leal Díaz, en donde se conforman cinco ciclos hídricos (de 32 a 35 años), con sus altas y bajas alcanzando en el año 2000 su máximo desarrollo el ciclo IV y cayendo en el año 2020 a su nivel más bajo, para posteriormente empezar a ascender en el ciclo V y llegar a su máximo nivel en el año 2030 y, nuevamente empezar su declive (Ver: Precipitación pluvial del área metropolitana de Monterrey 1880-2040).

Llama la atención que en esta caída de 20 años del año 2000 a 2020, prácticamente no se realizó ninguna acción seria por parte de gobiernos estatales responsable del abasto acuífero en Nuevo León o Federal, que garantizara un comportamiento menos extremoso en altas y bajas en el acceso al vital líquido.

Es decir, una cosa son los procesos naturales a los cuales estamos sometidos a sus designios (sí hay una mega sequía en Nuevo México, obvio que nuestra fábrica de Agua –La Sierra Madre Oriental- y el agua subterránea se afectará en su abasto a la región), pero otra muy distinta es la intervención humana para no sólo registrar cuánta agua nos llega, sino el tener el mando institucional para moderar su consumo, innovar formas para su uso racional, generar ambientes para producir lluvias (cosecha de agua). En sí, realizar acciones de reparto racional de la humedad, recargar acuíferos, establecer acciones de remediación a las fuentes del agua que hemos estado utilizando.

El caso es grave, y en eso el Colegio de la Frontera Norte ha demostrado que consumimos el doble del agua que nos brinda la Cuenca del Río San Juan, llevándonos a ir terminado no sólo el consumos de aguas superficiales, sino también las subterráneas y, si a eso se agrega el caso del desabasto desde las montañas Rocallosas que ya estamos padeciendo, pues, las posibilidades de alcanzar el “Día Cero” (ausencia total de agua para casi cinco millones de nuevoleonesas) ya ha empezado a ser todo un escenario muy evidente.

Definitivamente, la solución a la sequía que padecemos no es queriendo abrir una nueva edición de Monterrey VI para traer agua del río Pánuco, porque desde hace cinco años tamaulipecos y veracruzanos están luchando -los que viven de esa cuenca- con una sequía en ese río que no se detiene y va en aumento, a ellos se les adelantó la seca, por lo tanto, es una verdadero desacierto querer reactivar ese proyecto que implica trasvase de cuencas y ello, está prohibido por la ONU.

Tampoco es con un punto de acuerdo para que la CONAGUA se ponga a decirnos ¿Qué pasa? O establecer una declaración de contingencia como lo acaban de manifestar nuestros diputados federales por Nuevo León, del partido MORENA.

Otra vez depender de Tenochtitlán que nos diga qué hacer, cuando olímpicamente esos de CONAGUA no han hecho nada más que ser parte del saqueo hídrico de 36 años de Neoliberalismo feroz.

Ni tampoco estableciendo declaraciones de emergencia por sequía como lo hizo el pasado miércoles el gobernador Samuel García y recargando la solución, a disminuir el consumo acuífero en la población (cuando sectores de ella no tiene agua desde hace meses, desde sectores pudientes hasta gente muy humilde), olvidando que ante la crisis que ya vivimos se les debe de “cerrar la llave” a empresas como la cervecera, refresquera, no digamos como el caso de FEMSA y su agua embotellada, que la lleva a ser una de las principales empresas  del mundo en este ramo.

De no mejorar la red de distribución del vital líquido por Agua y Drenaje, de un servicio ya establecido, éste pasará a FEMSA para embotellar el agua y ésta será la abastecedora número uno del agua para beber en la entidad (como ya sucede en algunas ciudades de Europa y Rusia).

Basta señalar que por sus envases de plástico de esa agua de FEMSA, la posibilidad de generar cáncer y otros problemas de salud es ya una realidad demostrada y sancionada en Europa y de lucha en USA (Ver: The Guardian 6/2/2022)

Definitivamente, querer hacer cosas distintas es el cambio más fuerte y, en la obtención, manejo sano, distribución y consumo del agua ha llegado la hora de pasar del nocivo extractivismo que ha dominado el escenario por siglos para tener acceso al vital líquido y empezar la remediación de los daños causados a los ecosistemas que nos abastecen de agua, a la regeneración de los mismos y hasta realizar proceso de replicación como lo hace la Madre Naturaleza para generar agua (disminuir el CO2 y eso, atraerá el Hidrógeno y el Oxígeno para producir agua).

Todo lo que la Naturaleza nos ha dado no hemos sabido replicar. No existe un Atlas de Riesgo en materia hídrica, no se sabe cómo restablecer un servicio ambiental; reconocer que el agua existe como sistema, como un bien público, no privado, el agua no es una mercancía, es un bien colectivo.

La nueva realidad en la obtención, cuidados y manejo del agua. implica técnicas para obtenerla del aire, técnicas sub aéreas, técnicas terrestres y técnicas en el sub suelo.

Urge un Plan Nacional de Diseño Hidrológico y eso va a dar pié para llegar al agua subterránea, y que se abra la carpeta que el gobierno federal mantiene en el tema como “Top Secret”.

Se trata de Recargar espacios, Precipitar y Acumular, técnicas de la Naturaleza misma, sin tubos, sin químicos…Igualmente, no necesitamos ir al Tlatoani de Ciudad de México,

Tenemos los Consejos de Cuenca del Bajo Río Bravo para repartir la humedad en la región; hay Consejo Técnico del Agua, hay Operadores y hasta las oficinas de CONAGUA y del bajo Río Bravo están en Nuevo León ¿Por qué nos tenemos que esperar a dar el paso decisivo en todo este nuevo mundo para conseguir y cuidar nuestra agua?

Seamos ejemplo, no de ignorantes y bandidos en el saqueo del agua, esas ratas del agua deben de irse ya al basurero de la historia; sino seamos ejemplo en la gran transformación que ya vive el país en muy diversos rubros y uno de ellos es la obtención y cuidados del agua ¡Órale!  

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