La isla Bermeja es una isla fantasma. Está señalada en diversos mapas y documentos históricos que la localizan a más de 100 kilómetros de la punta noroeste de la península de Yucatán, en el mar territorial de México. Sin embargo, investigaciones recientes ya oficializadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), demuestran que la isla no existió y que se ha tratado simplemente de un error cartográfico que se mantuvo indebidamente a lo largo de varios siglos.
De haber existido, la isla Bermeja habría generado un mayor espacio marítimo a favor de México, que el que recibió con la firma del Tratado Clinton-Zedillo, en el cual México y Estados Unidos pactaron sus fronteras marítimas en el Golfo de México lo que quedó plasmado en ceremonia celebrada en Washington el 9 de junio del año 2000. La importancia de su existencia hubiera radicado en la ampliación de la soberanía marítima mexicana en una zona con grandes yacimientos de petróleo.
Existen diversas teorías sobre el destino de la isla. Algunas sugieren que podría haber sido hundida por un maremoto o por el aumento del nivel del mar debido al cambio climático. Otras teorías más extremas proponen que la CIA destruyó la isla de forma secreta para que Estados Unidos se quedara con el control de los recursos del Hoyo de Dona.
El Gobierno de México ordenó una misión de la Armada, encabezada por el buque “Onjuku”, que viajó hasta la latitud en la que los mapas ubicaban la isla, pero no estaba y los radares no la detectaron.
Ante ello, a la administración de Zedillo sólo le quedó firmar con el presidente Bill Clinton el Tratado sobre la Delimitación de la plataforma Continental, el 28 de noviembre de 2000, cediendo el área a Estados Unidos.
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Miguel Ángel González Félix, Consultor Jurídico de la Secretaría de Relaciones Exteriores, encontró la Isla sumida a 40 metros de profundidad, como consta en el Acta del Foro de Reforma Petrolera, celebrado en el Senado de México el 5 de junio de 2008. González Félix fue consultor jurídico de la Secretaría de Relaciones Exteriores de 1994 a 2000, bajo las órdenes de los secretarios Ángel Gurría y Rosario Green, así como Juan Rebolledo Gout, que coordinó la negociación del Tratado firmado por Clinton y Zedillo.
De acuerdo con un punto de acuerdo del 21 de octubre de 2008, firmado por el Senado de México para exigir al Ejecutivo que informara sobre el tema, la isla habría estado localizada en el Golfo de México, y a sus alrededores se habrían localizado más de 22 mil 500 millones de barriles de petróleo, pero la administración del entonces presidente, Felipe Calderón, nunca respondió.
En 2009, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) lanzó una nueva expedición para encontrar la isla, pero a pesar de los esfuerzos, Bermeja nunca fue encontrada.
La isla Bermeja apareció por primera vez en los mapas antiguos desde el siglo XVI. Según el historiador y cartógrafo Michel Antochiw Kolpa, uno de los primeros mapas en que se encuentra a la isla Bermeja data del siglo XVI y pertenece a la cartografía portuguesa. Se trata del mapa de Gaspar Viegas del año de 1535, conservado en el Archivo di Stato en Florencia, Italia. Después, en 1544, aparece un mapa de Sebastián Caboto, salido del interés sevillano pero impreso en Amberes, en el que se consigna la existencia de la isla Bermeja, la isla Triángulo, la isla Arenas, la isla Negrillos y el Arrecife Alacranes.
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En el siglo XIX y principios del XX, se le muestra reiteradamente en mapas que tuvieron carácter oficial o fueron editados por o bajo la supervisión del Gobierno de México, pero no hay constancia de que haya realizado alguna verificación marítima en la región.
Hasta la fecha, no existen pruebas concluyentes de que la isla Bermeja haya existido alguna vez.
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