Fallece baluarte imprescindible en la conservación y defensa del Agua en Nuevo León…

Raúl A. Rubio Cano

Ayer a las tres de la mañana, a consecuencia del Covid, partió de esta vida el doctor en geología, Juan Manuel Rodríguez Martínez, originario de Lampazos, Nuevo León y, reconocido maestro e investigador en Hidráulica y Perforación del Instituto de Ingeniería Civil de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Igualmente, se desempeñó como miembro del Consejo Técnico Geológico e Hidrometeorológico de la Secretaría de Movilidad y Planeación Urbana del gobierno del Estado de Nuevo León.

El gran mérito más reciente de Juan Manuel, es el haber restablecido el aporte de las aguas del río Santa Lucía, al abasto del área metropolitana en estos momento de fuerte estrés hídrico que padece la región, mediante ubicación y establecimiento de una veintena de pozos profundos; un río –cuyas aguas superficiales con sus ojos de agua- fue la base originaria de la fundación de nuestra ciudad metropolitana de Monterrey en 1577, por el capitán, Alberto del Canto.

Se infiere que ante la riqueza hídrica encontrada por Del Canto, en lo que hoy es el centro urbano de Monterrey, permitió al indomable capitán realizar ese primer asentamiento en donde estaba el más grande ojo de agua; para finales del siglo XVIII, con ese poder hídrico, Monterrey contaba con dos presas, conocidas como la Presa Chica y la Presa Grande, por el rumbo de lo que es ahora la calle Juan Ignacio Ramón y, hasta mediados del pasado siglo, se le conocía al gran ojo de agua mencionado, como la Alberca Monterrey; sitio que desaparecería al ser sepultado con las obras de la Macroplaza a finales de la década de los setentas y principios de ochenta, construyéndose años después, lo que hoy es el Paseo Santa Lucía, toda una bella infraestructura hidráulica para conservar la memoria de tal río, base fundacional de Monterrey, e impulsar actividades culturales y turísticas en la entidad.

Algunas opiniones de historiadores y cronistas, aseguran que el nombré de Santa Lucía, es en honor al día 13 de diciembre, fecha en que se conmemora a Santa Lucía mártir, y que pudo coincidir el acto fundacional de Del Canto, con esa conmemoración. El caso es que actualmente el río Santa Lucía, quedó sepultado con los desarrollos urbanos de las últimas décadas, pero sus aguas subterráneas no, y ese es el gran mérito de los últimos trabajos de Juan Manuel, al dejar el legado de que para enfrentar la crisis hídrica que padece la región por el brutal saqueo del agua debido a la voracidad de unos cuantos empresarios, más que por el incremento de población, se demandaría recurrir a las aguas profundas del río y ramificaciones subterráneas del Santa Lucía. Juan Manuel encontró parte importante de la salvación a esta crisis de falta del vital líquido que hoy padecemos, en esos ojos de agua y el río subterráneo que forman y que llevan el nombre de esa Santa, que se le venera como patrona de los pobres, los ciegos, los niños y de las ciudades (Lucía que significa Luz, y que fue sacrificada por ser mujer cristiana, en Siracusa, Venecia, en el año 304, muriendo a la edad de 21 años, parte de la tortura fue sacarle los ojos).

Los aportes últimos del geólogo Juan Manuel Rodríguez, en mucho, se remiten a los trabajos de hace años con la construcción de la Línea 3 del Metro, cuando la brutalidad y rapacidad de los Medina (padre e hijo que gobernaban la entidad), quieren hacer esa línea en medio de uno de los brazos subterráneos de ese río Santa Lucía, que bajaba por la calle de Padre Mier, al poniente. Allí, el doctor Rodríguez, registra que la construcción del túnel que llevaría esa línea del Metro, tenía un producción del vital líquido de dos metros cúbicos por segundo (2M3/segundo), agua de muy buena calidad y que por dos años y medio, guardó en promedio esa cantidad de afluencia (material de investigación publicado en un Journal científico), hasta, que el problema fue controlado con la construcción del mencionado túnel. Prácticamente, la experiencia del túnel del Canal de la Mancha, entre Francia e Inglaterra, algo tuvo que ver al recurrirse a la experiencia de técnicos españoles, ya que esa Línea 3 del Metro, en ese tramo subterráneo de Padre Mier, el Metro circula por en medio de un río.

Definitivamente, el trabajo hidrogeológico de Juan Manuel sobre ese brazo del Santa Lucía, dio luz (tal vez, un milagro de los ojos de la Santa patrona de las ciudades) para descubrir el gran fraude hídrico de las ratas del agua del Consejo Nuevo León y su Plan Hídrico 2030 que desde el Fondo del Agua Metropolitano de Monterrey, buscan realizar en eso que llaman: la Presa de la Libertad o Presa Libertad (como se le conoce popularmente). En ese proyecto de unos cuantos pillos (el Grupo de los Diez) bajo la bandera de falta de agua, se buscó crear esa infraestructura hídrica para traer a Monterrey 1.6 M3/segundo cuando con las obras de la Línea 3 del Metro, se estaba obteniendo del subsuelo del Barrio Antiguo dos años y medio, 2M3/segundo, y donde, el agua se encuentra a 8 metros de profundidad. Hasta la fecha y con el contubernio del Congreso del Estado, se quieren echar a la bolsa, para empezar, ésas ratas del agua, unos 5 mil millones de pesos con tal obra; de allí, que en Carta Abierta al presidente AMLO en Monitor Político (16/5/2019), se le explica al señor Presidente, la barbarie y el saqueo de los dineros del Pueblo para con ese gran fraude hídrico que es Presa Libertad.

Posteriormente a ello, callarían a Juan Manuel y lo integrarían a un plan conjunto entre el Instituto de Ingeniería Civil de la UANL y Agua y Drenaje de Monterrey, para que se abocara a la ubicación de una veintena de pozos en aguas profundas del área metropolitana de Monterrey, que fue en donde laboró sus últimos días, dejando una sabiduría vital en materia de aguas para que nuestra ciudad pueda vivir en paz y con progreso y ello, da pie a una uso racional del vital líquido y así, las ratas del agua, tengan que irse a robara a otra parte.

Basta por último recordar el gran papel que como geólogo que también desempeñó el doctor Rodríguez, en equipo de científicos mexicanos para impedir que en 1991, la empresa gringa Texcor, estableciera basurero nuclear en la frontera de Texas y México y con gran peligro de contaminar las aguas de la cuenca del Bajo Río Bravo y con ello, afectando los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, como el mismo Valle de Texas. El juicio, fue todo un asunto de geopolítica del agua, se ganó en las cortes del Yankee, ante el aporte de los estudios de la existencia de falla geológica en la zona y del alto riesgo de destrucción de ese basurero nuclear y la contaminación del río Bravo. Juan Manuel jugó un papel preponderante en todo ello, mucho debemos a Juan Manuel los habitantes del noreste mexicanos y Texas, a sus capacidades académicas y de lucha.

Por lo tanto, la fortaleza académica del doctor en geología, Juan Manuel Rodríguez Martínez, que le brindó la Madre Rusia y la UANL, y su pasado ancestral por los habitantes de las grandes praderas de Norteamérica, convirtieron a Juan Manuel en un baluarte imprescindible, siempre presente, para la defensa y conservación de nuestra agua. Descansa en Paz Camarada ¡Venceremos!

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