Por Alberto Martínez Sánchez/
Certeza Política
El destino político de Marcelo Ebrard es suyo. Debe ya irradiar con luz propia y forjar su movimiento social y político. No lo valoraron, no le dieron su dimensión política y es la hora de emprender el vuelo. Tiene equipo, proyecto y estructura. Su luz podría opacar rápido a la candidata oficial. Y creo que eso no lo han medido en Palacio Nacional.
Un escritor dice: “El que domina los medios, gana las mentes”. Y desde los resultados de las encuestas en que salió electa Claudia Sheinbaum, en las que ganó la nominación, si en efecto triunfa y va por la presidencia, pero no ha ganado los medios. La persigue a donde va la sombra o lo que haga Marcelo Ebrard.
El ex canciller se cansó de esperar, de ser el que cede, de darle su lugar al presidente. De pronto lo reta y se le revela, no cae en sus argucias y tampoco en sus palabras melosas. Lo que va a decidir Marcelo Ebrard mañana lunes está visto desde junio. Va con todo y por todo. La elección será de tres. Eso le está pesando al presidente.
Más allá de que a Marcelo Ebrard le alcance o no ganar la presidencia, está claro que va a ganar espacios en el Congreso Federal. Tendrá su propio bloque opositor y de paso hará que MORENA no logre siquiera su mayoría simple. Para eso va, no hará alianza con el Frente Amplio; su objetivo está claro: cimentar desde el 2024 su proyecto rumbo al 2030. Ahora Marcelo Ebrard sí piensa en Marcelo Ebrard y su destino político.
Algo para presumir: a Marcelo Ebrard se le ve bien en el extranjero, se le ve como un político y estadista, un hombre de Estado. Y en el interior del país, los empresarios de alto nivel lo aprueban y respaldan. Es mucho lo que está en juego y el presidente lo sabe. Su proyecto de continuidad de la 4T pasa principalmente por el Congreso Federal y ahora sí le tocará ceder ante Marcelo Ebrard.
No todo está escrito en esta historia política que apenas empieza.