“Inalterable: Ser Uno Mismo en Medio del Desmadre”©

Por huggo romerom™

La coherencia no es una moda ni una virtud… es un deber con uno mismo. No soy de los que se suben al tren del mame colectivo, ni me disfrazo emocionalmente para encajar en el decorado de la tragedia ajena o la fiesta impostada. Si me ves en un velorio o en un brindis, sí, estoy… pero no estoy. Estoy físicamente, por respeto, por diplomacia, por humanidad quizás; pero mi mente nunca se muda de quien soy. Sigo siendo yo. Intacto. Crudo. Inalterable.

En un mundo donde todos cambian de cara como si fueran emojis de WhatsApp —según el clima social, la aprobación externa o el trending topic emocional del día— yo permanezco. Porque ser uno mismo no es un acto de valentía, es un acto de conciencia. La misma que me hace querer ayudar a quien lo necesita, pero sin sacrificar mi integridad, ni tragarme creencias que no me pertenecen, ni aplaudir costumbres que respeto, pero no comparto.

La gente cree que ser flexible es ceder, diluirse, mimetizarse. Pero no. La verdadera flexibilidad está en poder estar en medio del desmadre sin volverte desmadroso; en reírte en una fiesta sin fingir la alegría, en llorar si se requiere, pero sin convertir el dolor ajeno en performance personal. Porque el aplauso fácil no es compañía: es ego alimentado con azúcar barata.

Yo soy lo que pienso, y lo que pienso no se me escapa con la música fuerte ni se me desvanece con los abrazos obligatorios. A veces soy el raro, el que está “desconectado”, el que no reacciona como el manual social indica. Pero también soy el que se mantiene fiel cuando los demás se transforman según el viento. Soy el tipo que puede darte la mano en tu peor momento y aun así no llorar contigo… no por falta de empatía, sino porque mi emoción no necesita dramatizarse para ser auténtica. Estoy contigo, pero sigo siendo yo.

Hay una clase de madurez que no se aprende con libros ni con golpes, sino con la conciencia de habitarse a uno mismo en cada instante. Porque al final del día, cuando se apagan los ruidos, el reflector social se apaga y ya no hay nadie que te mire, solo queda una pregunta en el eco de tu soledad: ¿Hoy fuiste tú o solo interpretaste otro papel más?

Y no, no estoy aquí para caer bien, ni para caer mal. Estoy para caer en mí.

Artículo inspirado por: Tracy Rista/ Mediator & HR Consultant/Reino Unido

Imagen autorizada por Tracy Rista solo utilizada como referencia por ser quien inspiro el tema de este artículo, todos los derechos son de su creadora original.

Jaque Mate

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *