A propósito de la ignorante oposición en México
Apuntes desde el suelo
Dr. Lenin Torres Antonio.
La calidad de la democracia en México es pésima. Nos acostumbramos a delimitar la democracia como un proceso público tan solo para elegir a los gobernantes. Los mexicanos hasta ahora entienden que la democracia es un estado de vida pública permanente, que los gobernantes están para obedecer al pueblo, e incluso, que podemos ejercer la “revocación de mandato” si estos nos fallan.
En suma, que la democracia y la política son formas para construir sociedades mejores a través de sabias leyes, de proyectos que beneficien a todos, y que “el acto comunitario” no es una ideología de izquierda, sino la misma naturaleza humana que nos hace animales que vivimos juntos, y juntos nos debemos proteger.
Aunque teóricamente podemos describir lo que es “la condición humana” positivamente, también hay que decir que los seres humanos luchamos contra nosotros mismos, que su enemigo principal es él mismo, y que somos el virus más mortal que existe en la Tierra, pues nuestra naturaleza humana es contradictoria: por un lado, dotada de la facultad del habla y de la razón, y por el otro, atrapada entre sus pulsiones sexuales, egoístas y violentas.
La política es el terreno más fértil para ejemplificar esas contradicciones de nuestra condición humana, pues en lugar de usar la razón, la clase política se deja llevar por sus humores (rencores, odios, amores, etc.), y a partir de ahí deja ver en toda plenitud su ignorancia y limitaciones.
Hace unos cuantos días, la naturaleza —physis— nos dio una demostración de quién manda en estas latitudes siderales (la Tierra), y después de intensas lluvias que desbordaron ríos y provocaron inundaciones severas, principalmente en Veracruz, así como en Hidalgo, Puebla y otros estados en menor medida, que afectaron poblaciones enteras, y lo más lamentable, que aparte de la destrucción de casas y la pérdida de ganado y siembras, etc., hubo tristemente costos humanos, tanto fallecidos como desaparecidos.
Ante este lamentable suceso, que debió provocar la solidaridad de todos los mexicanos para ayudar a los hermanos damnificados (afortunadamente la sociedad civil lo hizo), hemos visto a la clase política aprovechar para sacar provecho político haciendo comparaciones tontas y vagas.
Así vimos cómo en las redes sociales aparecieron imágenes del ladronzuelo y difunto Fidel Herrera Beltrán metiéndose a las partes anegadas de agua de inundaciones pasadas en Veracruz, como al otro ladrón Peña Nieto e incluso Calderón Hinojosa, como ejemplos del comportamiento, ante tales circunstancias, de un “buen gobernante”; o señalar que, porque el FONDEN ya no existe, por eso no hay respuesta oportuna del gobierno, tanto de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, como de la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, aunque no digan que el presupuesto del FONDEN se mantuvo vigente para responder en caso de desastres, cosa que está sucediendo, pues la movilización del gobierno federal y estatal se está dando.
Confundir y tratar de confundir que “usar botas de hule es igual a buen gobernante” es un despropósito, además de que no es una condición ni necesaria ni suficiente, pues los ejemplos que pone la oposición son todo lo contrario, así como el extremo: ejemplos de aquellos gobernantes que les importaba más la imagen (la forma) que el contenido (ser buenos gobernantes), como la novela tragicómica que hiciera TELEVISA de la vida de Peña Nieto para empoderarlo hacia la presidencia de la República Mexicana, siendo un pésimo gobierno que terminó por despertar al pueblo mexicano en el 2018 y echar a esa obsoleta clase política del poder público. Por fin, el pueblo mexicano pudo darse cuenta de que está en sus manos el verdadero poder.
Así vemos cómo liderzuelos variopintos se promueven, e incluso, vistiéndose con los colores de sus partidos políticos, entregan despensas a los damnificados y se toman el video y la foto para salir en las redes sociales con miras a concretar sus aspiraciones futuras de volver “al pinche poder”; y algunos diputados veracruzanos promueven la “maravillosa” iniciativa de “donar un mes de su sueldo”. En fin, que la desgracia de nuestros hermanos mexicanos ha sido aprovechada para que la oposición continúe pertrechada esperando “el error del gobernante en el poder” para lanzarse, aunque sea por el más mínimo error trivial y ocasional del mismo.
Incapaces de entender que el pueblo de México ya no los quiere, continúan insistiendo con lo mismo y con los mismos, sin PROYECTO ALTERNATIVO DE IDEA DE PAÍS Y DE ESTADO con qué competir, SIN UNA RENOVACIÓN DEMOCRÁTICA DE SUS LIDERAZGOS (el PRI con su dictadorzuelo Alito —su sepulturero— y sus afines en los estados; el PAN, secuestrado por los Anayas, Ricardo Anaya, quien se regodeaba de aprobar la Reforma Energética de Peña Nieto que dejaba nuestros recursos energéticos en manos de extranjeros, sin bajar el costo de la luz ni el gas; MC, liderado ahora por herencia por el hijo del ex priista Dante Delgado), SIN NI SIQUIERA UNA ESTRATEGIA MÁS INTELIGENTE PARA HACER OPOSICIÓN. Los vemos montados en “la guerra sucia y la crítica insulsa y contradictoria”.
Y claro que se puede criticar a los gobiernos morenistas, pero no con esa estrategia mediática ramplona y simple, y menos con un pueblo despierto, que por primera vez tiene un gobierno —comenzando con el de AMLO y ahora con el de Sheinbaum— que los atiende y es su prioridad.
Podemos verter muchas críticas a los gobiernos de la 4ª T., pero hay que ponerse a investigar, porque son estructurales y de contenido, y no porque Nahle no usó botas de hule o porque su directora de Protección Civil de Veracruz fue con tenis blancos a las zonas de desastre, conducta que también desapruebo, pues es de sentido común no hacerlo. Cosas que no hizo y que son una tacha a su gobierno, pero hay otras cosas más importantes que están dejando de hacer y reproducciones de conductas que pensábamos habíamos superado con los gobiernos obradoristas.
Y menos pensar que la alternativa sea voltear a esos líderes del pasado que tienen como referente a Diego Fernández de Cevallos, al decrépito Fox o al pequeño —y no por su estatura— Calderón, a Peña Nieto o a Fidel Herrera, para hacer un México mejor. Y tampoco conformarnos con la displicencia obradorista quienes tenemos que exigirles que no se aparten de los fundamentos del obradorismo: no robar, no mentir ni traicionar al pueblo.
Ya en su momento, verteré algunas de esas investigaciones para exponer los fallos graves del gobierno de Rocío Nahle.
Leave a Reply