Atrapado en los 80’s: Un Viaje en DeLorean sin Salir del Sofá ®.

Ayer, en un domingo que prometía ser tan aburrido como cualquier otro, decidí desempolvar mi colección de películas de los 80’s y sumergirme en una maratón nostálgica. Porque, seamos honestos, ¿qué mejor manera de pasar el día que reviviendo los gloriosos años donde el cabello tenía más volumen que la trama de muchas de estas películas?

Arranqué el día con “The Breakfast Club”, porque si vas a retroceder en el tiempo, más vale que sea con el grupo más emblemático de desadaptados que jamás haya pisado un sábado en detención. Ver a Molly Ringwald retorciéndose en su silla de princesa del instituto me hizo pensar: ¿Qué pasó con ella? Molly era la reina del Brat Pack, la chica que todos querían, y luego… ¡puff! Como un buen helado de verano, desapareció sin dejar rastro.

Después me topé con “St. Elmo’s Fire” y ahí estaba Andrew McCartney, con su eterna carita de niño perdido, y James Spader, el rey del ‘chico malo’ de los 80’s, esos personajes que no sabes si amas u odias, pero que de alguna manera extrañas. Spader, al menos, sobrevivió al cambio de década, aunque ahora lo vemos más en trajes de abogados que con chaquetas de cuero.

Rob Lowe, ¿qué puedo decir? Ese tipo sí que ha sabido jugar sus cartas. Se cayó y se levantó como un auténtico Fénix, demostrando que el encanto juvenil puede envejecer bien. Luego de verlo en “About Last Night”, no pude evitar preguntarme: ¿cuántos de nuestros amigos de la época tomaron un camino similar? Unos desparecidos del mapa, otros siguen tan vigentes como él, y algunos andan por ahí, en una especie de limbo intermitente.

La tarde avanzó y, ¡bam!, me topo con “Top Gun”. Ver a Tom Cruise y Kelly McGillis surcar los cielos al ritmo de “Danger Zone” fue épico. Pero, ¿qué pasó con McGillis? Tom se convirtió en el rey de Hollywood, saltando de un éxito a otro como si el tiempo no pasara por él, mientras que Kelly, bueno, tomó la autopista hacia la discreción.

No podía dejar de lado a las chicas. Así que “Adventures in Babysitting” fue mi siguiente parada, con Elizabeth Shue como la niñera más badass que jamás haya existido. Me di cuenta de que Shue es una de esas que sigue apareciendo de vez en cuando, recordándonos que los 80’s fueron su cuna, pero que no la define.

Y así seguí, pasando por “Big” con un joven Tom Hanks antes de que decidiera que ser dramático era más su estilo, hasta “Working Girl”, donde Meg Ryan y Daryl Hannah competían en quién tenía el cabello más grande. Meg, con su carisma contagioso, parecía destinada a ser la reina de las comedias románticas, pero como muchas cosas en la vida, el brillo se fue apagando.

Al final del día, me di cuenta de algo. Todos estos actores, estas películas, son como nuestros viejos amigos del barrio. Algunos han desaparecido, otros siguen ahí, aunque a veces apenas nos damos cuenta, y otros resurgen en nuestras vidas en momentos inesperados, como si nunca se hubieran ido. Ver estas películas fue como una reunión de exalumnos: un recordatorio de lo rápido que pasa el tiempo y de cómo, al final del día, todos estamos un poco atrapados en los 80’s, de una manera u otra.

Así que, ¿qué hice ayer domingo? Volví a los 80’s y me di cuenta de que, aunque algunas cosas cambian, otras, como el placer de una buena película de esa década, permanecen inmortales. Y oye, si alguna vez te sientes perdido, solo recuerda que siempre hay un Brat Pack esperando por ti en algún lugar.

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