Políticos Ratas; (pero no podemos decir eso; ah entonces pongan) ‘Políticos Cleptómanos’ (así lo toman como un diagnóstico clínico)

Si algo caracteriza a los alcaldes y gobernadores mexicanos es su increíble espíritu de sacrificio. Pobrecitos, llegan con una mano adelante y otra atrás, con apenas un par de casas y unos terrenitos “heredados”, y en cuestión de años, gracias a su dedicación, terminan con medio estado o municipio a su nombre. Eso sí es amor al servicio público.

El método es simple: entran al poder con la promesa de cambiarlo todo, pero lo único que realmente cambia es el saldo de sus cuentas bancarias y el tamaño de sus propiedades. De repente, donde había ejidos y parques públicos, ahora hay desarrollos inmobiliarios propiedad de sus primos, sus hijos, sus compadres o alguna misteriosa empresa con domicilio en algún paraíso fiscal. ¡Pero qué casualidad!

La reelección, ese ejercicio democrático que supuestamente existe para premiar a los buenos gobernantes, se ha convertido en el pasaporte dorado para la acumulación desvergonzada de terrenos, ranchos, hoteles y hasta cerros completos. Porque claro, ellos no se reeligen por ambición, sino por el noble deber de seguir “sirviendo” al pueblo. Tan comprometidos están, que hasta pasan la banda a sus esposas, hijos, sobrinos o cualquier otro familiar que garantice que el negocio siga funcionando.

Ahora, con las reformas de la señora presidenta en contra de la reelección y el nepotismo, muchos de estos reyezuelos locales están en pánico. ¿Cómo es posible que les quieran quitar su derecho divino a seguir exprimiendo el erario? ¡Eso es antidemocrático! Pero no hay problema, siempre habrá maneras creativas de seguir en el poder: desde poner a gobernar a la mascota hasta hacer acuerdos entre partidos para turnarse el botín.

Así que, estimado ciudadano, si un día descubre que su casa está asentada en un terreno que alguna vez fue del municipio, revise bien los papeles. Puede que, sin saberlo, esté rentándole el suelo al exalcalde que “tanto hizo por la comunidad”. Y si no, seguro la próxima expropiación selectiva le dará una idea de quién manda de verdad.

‘Si la tierra no fuera negocio, los políticos de cortarían las uñas’ © huggo romerom™

Huggo Romerom™

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *