Benjamín Castro
Aunque oficialmente se habla de 14 millones de migrantes indocumentados, la mayoría de ellos mexicanos, viviendo y trabajando en Estados Unidos, todos sabemos que podrían ser más, muchos más. Dentro de ellos al menos la mitad han podido desempeñar algún trabajo que les permite no solamente subsistir sino también enviar dinero a sus familias en México. El año pasado, solamente ellos, junto con los si documentados, enviaron 64 mil millones de dólares (mdd).
Si el gobierno de Donald Trump logra deportar al menos un 30% de toda esa fuerza de trabajo, estamos hablando de los paisanos que envían una tercera parte de esas remesas. Es decir, unos 21 mil mdd. Si ellos regresan a México es muy probable que regresen con algo de esas remesas, que quieran usarlas para hacerse de algún pequeño negocio, comprar algún equipo, montar un lugar de ventas de comida, algún taller eléctrico o pequeña empresa de construcción, etc. puesto que, en su mayoría, después de algunos años de trabajo lograron algún tipo de calificación equivalente a una carrera técnica o una ingeniería. Otros quizá, con sus ahorros de algunos años, querrán invertir en productos financieros no especulativos (renta fija) como los Cetes etc.
Las organizaciones de Pequeñas y medianas empresas (Pymes-MiniPymes) y los organismos de gobierno dedicada a su promoción y apoyo, deben, de inmediato, abrir canales de comunicación con toda esa gente que es deportada. Igualmente, darles orientación para la inversión financiera de sus ahorros y pequeños capitales. Una nueva generación de Pyemex, altamente calificadas en muchos casos, podrían surgir en México.
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