Lo que Significa Terminar una Carrera Universitaria

Eleazar Fuentes Gutiérrez

Agradezco a Dios por permitirme llegar hasta aquí.

Hoy doy un paso importante en mi vida, sin duda uno de los más significativos. Concluyo una carrera universitaria: me gradúo de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Gobierno. Hoy ya no soy un estudiante; hoy paso a ser politólogo, y me siento profundamente orgulloso de ello.

Fueron nueve semestres de mucho aprendizaje, donde no solo recibí formación académica, sino también enseñanzas de vida. En mi etapa universitaria viví de todo: retos, momentos de crecimiento, experiencias que me marcaron y que hoy forman parte de mi carácter. Estoy muy agradecido con la Facultad de Ciencias Políticas y con la Universidad Autónoma de Nuevo León, por todo lo que me otorgaron.

Escribo esta columna para agradecer especialmente a Dios y para contarles un poco de lo que fue mi experiencia universitaria. Cuando comencé la carrera sentí una de las mejores sensaciones de mi vida. Si pudiera volver a elegir, escogería esta carrera una y mil veces más.

Ser politólogo es tener una visión distinta del mundo y de las relaciones de poder; es entender a la sociedad, buscar un país mejor, un mundo mejor, a través de políticas públicas que impulsen a la gente a salir adelante. Cuando decidí estudiar una carrera, solo tenía en mente comprender al gobierno y a la sociedad para poder ayudar y construir un estado con mejor calidad de vida. Y Dios me puso en el camino de la política. Dicen que los planes de Dios son perfectos, y cada vez me confirma Su perfección.

De hoy en adelante, cada columna de opinión, cada análisis que elabore y comparta por este medio ya no será el de un estudiante, sino el de un profesional de la ciencia política.

No quiero dejar pasar el agradecimiento a mis padres. Siempre conté con ellos y estoy seguro de que Dios los usó para cumplir su propósito conmigo.

Sin más que decir, cierro con este versículo que define mi sentir en este día tan especial:

Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.

1 Corintios 15,10

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