Por huggo romerom™

Hay quienes piensan que el sigilo, la simulación o la maraña fiscal bastan para ocultar la inmoralidad de sus actos. Creen que la firma disfrazada, el recibo manipulado o la cuenta interpuesta les garantizan impunidad. Se equivocan. Y lo saben. Porque hay una fuerza silenciosa que no descansa, que observa, que analiza y que, cuando encuentra, señala.
Durante años, mi ejercicio profesional como Contador Público Auditor me permitió desentrañar estructuras fraudulentas, exponer corrupciones meticulosas y llevar ante la justicia a quienes creyeron que el abuso era su derecho y el engaño, su arte. No fui juez, pero llevé pruebas; no fui fiscal, pero entregué la verdad. Y la justicia, lenta o rápida, siempre los alcanzó.
Hoy, armado con un conocimiento jurídico, legal y fiscal más profundo, les hago saber lo siguiente:
Si descubro un solo centavo —uno solo— derivado de un acto corrupto, fraudulento o ilegal, no importa quién seas, qué cargo ostentes, qué influencias presumas ni qué discursos aparentes: te voy a señalar…
Y no con gritos ni escándalos, sino con pruebas. Con procedimientos. Con la precisión quirúrgica de quien conoce las leyes, las estructuras y los laberintos de los que tanto se valen los cobardes para saquear a la sociedad.
La legalidad no es un concepto abstracto, es una línea trazada con sangre, esfuerzo y justicia. Cruzarla no te convierte en audaz, sino en traidor de tu comunidad, de tu asociación, de tu colonia, de tu país.
Puedes esconder. Puedes camuflar. Puedes postergar. Pero la verdad no prescribe y la justicia no olvida. Porque donde tú ves una cifra maquillada, yo leo un acto criminal. Donde tú ves un movimiento opaco, yo detecto una omisión deliberada. Y donde tú ves una ventaja, yo descubro una afrenta social.
Lo diré sin rodeos: si tu conciencia está tranquila, duerme en paz. Si no lo está, comienza a temblar. Porque yo estoy detrás de ti, y no pararé hasta que la verdad te desnude y la ley te encierre.
Este no es un aviso. Es un compromiso.
Imagen utilizada solo para ejemplificar el artículo todos los derechos son de sus creadores originales.
‘Cuando expreso mis convicciones, lo hago siempre en primera persona, no hacerlo así es una cobardía intelectual, cuando expones algo, lo que sea, lo haces consciente de que lo que pregonas es tu responsabilidad, si lo que propones sale bien los resultados hablaran por si solos, si sale mal el error tiene nombre y apellido’. ©
huggo romerom™
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