Por huggo romerom™

Don Nadie, el verdadero magnate del barrio
Generalmente un ‘Don Nadie’ es visto como parte del paisaje urbano, como ese sujeto que aparece de la nada y se cruza en tu camino por accidente o cuando menos lo esperas. Alguien que no trae traje, no tiene chofer ni mansiones, pero que arrastra historias que ni la Forbes se atrevería a publicar. Vidas reales, con cicatrices que valen más que un MBA en Harvard y con un peso social que muchas veces pasa desapercibido.
Un ‘Don Nadie’ no necesita “branding personal” ni andar midiendo su éxito en likes. No anda regalando sonrisas para que le aplaudan ni organizando “fundaciones” con deducibles de impuestos. Son personas que ayudan con lo que tienen: una tortilla compartida, una dirección, una mano para cargar las bolsas del mandado o una frase que te levanta el ánimo cuando el día te parte la madre. Y eso, aunque suene poca cosa, puede significar más que los donativos multimillonarios de los magnates que solo buscan figurar en la foto con moño dorado.
El consumismo nos vendió la idea de que solo es valioso quien acumula, presume y exhibe. Pero en un descuido, ese ‘Don Nadie’ que te regaló cinco minutos de su tiempo, te salvó la vida de una depresión silenciosa o te enseñó que lo sencillo también alimenta. Esa ayuda invisible es infinitamente superior a las dádivas hipócritas que tiran los más acaudalados desde su penthouse para que la plebe aplauda.
Al final, no hay gran diferencia entre el magnate y el que lava coches en la esquina: ambos comen, duermen y cagan igual. La verdadera riqueza no está en los ceros de la cuenta bancaria, sino en la huella que dejas en los demás. Y en esa ecuación, muchas veces el supuesto ‘Don Nadie’ termina siendo el verdadero millonario del barrio: el que sin buscarlo se convierte en indispensable.
Porque sí, un ‘Don Nadie’ puede ser invisible en la foto oficial, pero en la vida real es el engrane que hace girar la máquina. Y si mañana ese engrane se rompe, hasta el magnate con su whisky de veinte mil pesos se queda parado, igual de perdido que cualquiera.
Si eres un ‘Don Nadie’ recurrente en las conversaciones de quienes te conocen eres el personaje más importante aun cuando lo digan peyorativamente, esa recurrencia lo confirma.
Como ‘La Nada es Todo’ el que es ‘Dueño de Nada’ en realidad es dueño de todo.
‘This is high-quality urban philosophy’©
Imagen utilizada para ejemplificar el artículo, todos los derechos son de sus creadores originales.
Jaque Mate…
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