La eternidad secreta entre la ilusión, la duda y la esperanza ©

Por huggo romerom™

La Ilusión, la duda y la esperanza son más importantes que el deseo porque nunca se terminan como el deseo que se acaba al consumarse. 

Si bien El deseo en sí mismo no es intrínsecamente finito o infinito, sino que es un motor de la vida que puede ser tanto insaciable como cíclico. Un deseo se satisface, pero el deseo en general resurge, llevándonos a «deseos infinitos» debido a nuestra naturaleza como seres finitos que buscan la plenitud. La satisfacción de los deseos particulares no detiene el ciclo de deseo, ya que la vida humana es finita y siempre hay algo más que desear o buscar. El deseo por alguien termia cuando se consuma; Y sí continúa, pero por otros objetivos.

La ilusión es una representación o imagen que no tiene verdadera realidad, creada por la imaginación o un engaño de los sentidos. Es la magia, lo etéreo, lo bello y jamás termia.

La Duda es la suspensión o indecisión del ánimo entre dos ideas, juicios o decisiones, o una falta de seguridad sobre un hecho o una creencia. Es la sensación nerviosa que te mantiene alerta y que siempre aparece antes de un evento importante y vital.

La Esperanza  es un estado de ánimo que surge cuando se considera que un deseo es alcanzable, y siempre existe porque surge todos los días.

Pero aquí, entre líneas, late un secreto: lo que nos mantiene vivos no es la carne consumada del deseo, sino el temblor que antecede, el roce que no toca, la palabra que no se pronuncia del todo.

La ilusión viste al alma de un perfume que no se evapora; la duda enciende la piel como un relámpago que nunca deja de anunciar tormenta; la esperanza… la esperanza es ese beso que aún no se da, pero que ya se siente en la respiración contenida.

Las mujeres, dueñas de la más fina intuición, saben que el deseo es un incendio hermoso pero efímero, mientras que la ilusión las eleva, la duda las estremece y la esperanza las acompaña como un amante invisible que nunca las abandona.

En cada mirada, en cada palabra no dicha, ellas saben que lo eterno no es el cuerpo rendido, sino el universo emocional que se enciende antes de rendirse. Y en esa verdad sutil, en esa psicología erótica y luminosa, se revela el encanto de la vida: no es el instante en que se toca la piel, sino el infinito que palpita antes de rozarla.

Amada lectora, si alguna vez dudas de tu magia, recuerda que tu esencia no está en el deseo que despiertas, sino en la eternidad que siembras en quien se atreve a contemplarte. Porque tú no eres un deseo que se consume… eres ilusión que florece, duda que estremece y esperanza que nunca muere.

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