Waldo Fernández González
Esta semana en el Senado dimos un paso crucial hacia la construcción de un México más compasivo y consciente al aprobar por unanimidad una reforma a la Constitución orientada a erradicar el maltrato animal en nuestro país.
Esta iniciativa no solo busca modificar los artículos 3, 4 y 73 de nuestra Carta Magna, sino también transformar nuestra cultura y comportamiento hacia los animales, impulsando un cambio de paradigma en nuestra relación con ellos.
Los objetivos de la reforma son claros y ambiciosos: garantizar el respeto, protección y cuidado de todos los animales, desde su crianza hasta su participación en actividades como espectáculos o labores de trabajo. Además, se propone incluir en los planes de estudio de la educación básica contenidos que fomenten el respeto hacia los animales desde edades tempranas.
Se trata de construir una ciudadanía que comprenda que los animales no son objetos ni herramientas desechables, sino seres vivos con la capacidad de sentir, sufrir y disfrutar.
¿Por qué es importante?
Esta iniciativa no es exclusiva para los amantes de los animales; es una cuestión que trasciende lo individual y toca fibras esenciales de nuestra sociedad.
México ocupa el lamentable primer lugar en maltrato animal en América Latina y el tercero a nivel mundial. Según datos recientes, siete de cada diez animales domésticos sufren maltrato. Además, el 70% de los perros y gatos que vemos en las calles fueron abandonados, víctimas de la irresponsabilidad y, en muchos casos, de la violencia.
El maltrato animal no solo es un tema moral o ético; es una crisis social y de salud pública. Está demostrado que la violencia hacia los animales tiene un vínculo directo con otras formas de violencia, como el abuso doméstico y el maltrato infantil.
Una sociedad que tolera o minimiza el sufrimiento de los animales también normaliza comportamientos violentos hacia sus propios ciudadanos.
En nuestro estado, Nuevo León, la problemática es particularmente grave. Los casos de maltrato animal han aumentado un 64% en solo un año, según reportes oficiales. Este incremento refleja una profunda falta de conciencia y, al mismo tiempo, una urgente necesidad de contar con políticas públicas que enfrenten el problema.
No podemos pretender ser una sociedad moderna y desarrollada mientras toleremos estos niveles de violencia y crueldad hacia los seres más vulnerables.
Por ello, es urgente que el Estado cuente con herramientas legales y operativas para prevenir y sancionar el maltrato animal. Esta reforma a la Constitución busca justamente proporcionar esas herramientas, obligando a las autoridades a actuar con firmeza y estableciendo una base legal sólida para promover una cultura de respeto hacia los animales.
Desde el Senado, la bancada de Morena, PT y PVEM apoyamos desde el principio esta iniciativa porque creemos en la necesidad de construir un México más humano y empático.
No se trata solo de proteger a los animales; se trata de redefinir quiénes somos como sociedad. Una comunidad que respeta y cuida a sus animales es también una comunidad más justa, pacífica y cohesionada.
Los animales no son cosas ni meros recursos al servicio de los humanos. Son seres sintientes que merecen respeto, protección y una vida digna. Esta iniciativa representa un cambio histórico en el reconocimiento de sus derechos, un paso hacia un México más ético y justo.
Erradicar el maltrato animal no es una tarea fácil, pero es una responsabilidad que no podemos eludir. Desde el Senado, reafirmamos nuestro compromiso de seguir impulsando políticas que garanticen el bienestar de todos los seres vivos y construyan una sociedad más respetuosa y compasiva.
El maltrato animal no tiene lugar en el país que queremos construir, con esta iniciativa, el Estado mexicano ha dado un paso más hacia ese objetivo.
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