Una vez más queda al descubierto cómo el poder mal utilizado puede beneficiar a unos cuantos a costa del trabajo y la dignidad de muchos. El actual Jefe de Desarrollo de personal es uno de esos personajes que se mueven entre influencias, favores y privilegios. No es ningún secreto que fue beneficiado con un crédito hipotecario de más de un millón de pesos, algo que, como todos sabemos, no se le otorga a personal de confianza así como así.
¿A cuántos compañeros de base se les ha negado un apoyo así? ¿A cuántos eventuales ni siquiera se les considera? Pero claro, cuando se tiene la bendición de los dirigentes sindicales charros, las reglas cambian.
No es coincidencia que ese apoyo financiero viniera acompañado de favores personales y una fidelidad ciega. Hoy, desde esa misma jefatura, se están emitiendo correos con indicaciones que ponen trabas al trabajo con personal eventual, buscando limitar coberturas, dificultar contrataciones y condicionar el ejercicio libre del voto. Todo por temor a perder el control en este proceso electoral.
Ya no se trata solo de una instrucción técnica. Se trata de una estructura de conveniencias personales, de beneficios opacos y de una estrategia para imponer una candidata que garantice continuidad a esos mismos intereses. Pero el cambio viene, con el voto informado de quienes sí conocen el terreno, de quienes sí trabajan con dignidad, sin oficinas lujosas ni tratos especiales.
No es solo un correo más. Es la prueba de cómo algunos intentan manipular desde la comodidad del escritorio, olvidando que la fuerza de quienes trabajan desde abajo con compromiso real puede más que cualquier estrategia de control.
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