Raúl A. Rubio Cano
Hermanos Masones de la Gran Logia del Estado de Nuevo León, hacen un llamado a la Paz y a regresar al Trabajo Creativo como institución que integra a personas de bien y para hacer el bien a su prójimo
Aseguran masones de la entidad, en la discreción que los caracteriza en sus actuares, que hay turbulencias en su organización y que es lamentable que un organismo de la Sociedad Civil que ha aglutinado a notables personaje en la historia de Nuevo León, guarde ahora una situación conflictiva entre sus agremiados.
Instan a recordar que en Nuevo León, la mencionada Logia estatal tuvo como Gran Maestro a hombres de Estado, tal es el caso del General Bernardo Reyes, que como gobernador de Nuevo León dio impulso a ese tipo de organización civil para crear instancias donde se expresara el sentir ciudadano para el mejoramiento de la realidad nuevoleonesa.
Por ello, es penoso que ahora el lema “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, máxima sustancial del ser masónico, lo desdibuje el comportamiento nada más y nada menos que de los propios Ex-Grandes Maestros. Lamentable, pero es del conocimiento de los agremiados que hay un desvío importante de dineros que no se puede justificar y esa Sociedad masónica ya no lo tolera.
Dentro del hermetismo que caracteriza los procederes de esa organización, se filtró que un Ex-Gran Maestro acusó recientemente de situaciones lamentables del proceder institucional de dicha Logia y “se hizo la revolución”.
Se señala como uno de los responsables principales al licenciado Héctor Arredondo Cano, lo consideran el artífice y actor intelectual de todos estos conflictos y trastornos masónicos. De manera que la Gran Logia del Estado de Nuevo León no puede ocultar esos rumores.
Ojalá las aguas turbulentas generadas por la búsqueda de intereses mezquinos y ajenos al ser y quehacer del buen masón se apaciguen, y esos hombres de bien sigan enarbolando el distinguido lema de “Libertad, Igualdad y Fraternidad” y regresen al “Trabajo potente y vida inmaculada”. Les deseamos lo mejor, aseguraron varios alarmados masones de la Gran Logia del Estado de Nuevo León, que por razones obvias, ante la gravedad interna de la realidad conflictiva que se padece, omitieron sus nombres ¡Órale!
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