Eleazar Fuentes Gutiérrez
Con las redadas de migrantes y las protestas de hispanos, lo que empezó como una manifestación se transformó en un conflicto en el lugar más emblemático de California: Los Ángeles. Desde el punto de vista político, esto suena más a una estrategia electoral proveniente de la Casa Blanca.
Aclaremos de dónde emanan mi análisis y argumento: considero que es una estrategia porque es muy probable que, desde Washington, busquen provocar una crisis que les resulte beneficiosa, además de enviar un mensaje de firmeza a los indocumentados. Lo más interesante es el mensaje que el gobierno federal manda a las autoridades locales: en política, todo comunica.
El gobierno de California y el de Los Ángeles se han rehusado a cooperar con el gobierno federal en estas redadas.
California y Los Ángeles son piezas clave en la política estadounidense: son la reina en el ajedrez político. No es casualidad que hayan elegido este estado y esta ciudad, que concentran la mayor cantidad de migrantes en todo Estados Unidos. Además, son un bastión demócrata, gobernado por un político con muchas posibilidades de ser el próximo candidato presidencial en 2028, que enfrentará fuerte a la alternativa republicana de Trump. Es muy probable que los demócratas regresen al poder en las próximas elecciones.
Las redadas y detenciones del fin de semana pasado, frente a tiendas y comercios, se enfocaron en personas que sólo trabajaban y vivían honestamente. Ellos realizan los trabajos que los ciudadanos estadounidenses no quieren, y ganan un salario menor. Todo esto no fue casualidad: en política no hay coincidencias. Los lugares de detención estaban planificados, anticipando que familiares y amigos se unirían a protestar.
Que hubiera presencia de mexicanos en las protestas no es fortuito: Los Ángeles es, después de la Ciudad de México, la segunda ciudad del mundo con más mexicanos.
También se evidenció la violencia que se generó: no se justifica el vandalismo, los daños a propiedad privada, los robos, etc. Es un tema muy complejo para las familias migrantes y da tristeza. Como mexicanos y latinos, no nos queda más que solidarizarnos con nuestros paisanos. En esta columna busco analizar este juego político con miras electorales al 2028.
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