Desnudando el Alma ©

¿Quién carajos no se ha sorprendido alguna vez escuchándose hablar? Es como encontrarse con un extraño en el espejo, pero en versión sonora. Y más aún, cuando esas palabras que salen de tu boca son tan crudas, tan reales, que te hacen sentir expuesto como una herida abierta. Pero, ¿por qué cojones nos gusta tanto ese momento de honestidad brutal? Al menos a mí…

Quizá sea porque en ese diálogo interno no hay filtros, no hay máscaras. Es como una sesión de terapia sin terapeuta, donde puedes decir todas las estupideces que se te ocurran sin que nadie te juzgue. Es ahí donde reconoces tus limitaciones, tus miedos, tus anhelos más profundos. Es ahí donde te das cuenta de que no eres tan perfecto como te gustaría creer, pero tampoco eres tan peor como a veces te sientes…Es cuando la ‘Mea Culpa’ no solo te Mea también te caga ©

Es como si, al escucharte hablar con esa sinceridad brutal, estuvieras desnudando tu alma. Y aunque al principio pueda resultar incómodo, al final te sientes liberado. Es como quitarse un peso de encima, como soltar una verdad que has estado guardando por mucho tiempo. Es tomar la paja de los ojos que tienen vigas y no permitir que la vean porque tú ya la tomaste…

Claro que hay un riesgo: que esa verdad te duela. Que te haga cuestionar todo lo que creías saber sobre ti mismo. Pero es precisamente ese dolor el que te permite crecer, el que te empuja a ser una mejor versión de ti mismo. Es  aquí donde dices ‘Me encanto cuando me escucho habar’ ©…

Además, hablar con uno mismo te permite desarrollar un sentido del humor más negro, más sarcástico. Te das cuenta de lo ridículas que pueden ser algunas de tus preocupaciones, de lo absurdo de ciertas situaciones. Y eso, créeme, es un regalo.

En definitiva, escucharse hablar con honestidad es una experiencia catártica. Es una forma de conocerte a ti mismo en profundidad, de aceptar tus defectos y celebrar tus virtudes. Es una forma de ser auténtico, de vivir sin máscaras. Y aunque a veces sea doloroso, al final siempre vale la pena.

¿Y tú, qué piensas? ¿Te has puesto a pensar en lo que te dices a ti mismo?

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *