Eleazar Fuentes Gutiérrez
En estos días hemos escuchado mucho que Nuevo León, Tamaulipas y varios estados del norte de México mandarán agua a Estados Unidos, y mucha gente se pregunta por qué. Esta columna viene a resolver esa duda.
El norte de México se caracteriza por las sequías y por la falta de agua. No hace mucho tiempo, en Nuevo León el agua estuvo escasa; incluso hay regiones del norte del país donde no se tiene acceso a este vital líquido. El punto aquí no es que el gobierno esté regalando el agua, sino que en 1944 los gobiernos de México y Estados Unidos firmaron un acuerdo o tratado internacional para el uso de las aguas del Río Bravo del Norte y de los afluentes que la geografía une.
Estados Unidos le da agua a México y México le da agua a Estados Unidos. El Río Colorado ayuda en temas hídricos a Baja California. El punto aquí es que las decisiones se toman desde la Ciudad de México y el norte paga con agua las malas administraciones del gobierno.
Desde hechos históricos siempre se ha sentido un descontento de los norteños con la federación: quejas por un trato desigual, en temas fiscales, entre otros. Ahora, bajo el régimen de un sistema federal, los estados acatan la instrucción de enviar agua a Estados Unidos.
México tuvo alrededor de cinco años para ir pagando la deuda, y por malas administraciones del gobierno, que toma decisiones desde la Ciudad de México, ahora, como se dice coloquialmente, a la brava, ordena al norte a pagar. El agua mandada no sale de la Ciudad de México, aunque desde ahí se envíe la instrucción; el agua va de Nuevo León, Coahuila, Chihuahua y Tamaulipas, arriesgándose a una sequía.
El conflicto o el tema no es con Estados Unidos. México tiene un acuerdo internacional y, por obligación y por temas diplomáticos, se tiene que cumplir. El punto aquí es el trato desigual de la federación hacia los estados del norte, y las administraciones que nos afectan a quienes vivimos en el norte de México.
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