Reclamo Histórico; Llamado a cuentas; Arrímate Chante; ©

Por huggo romerom™

Esta institución (PEEAC), en teoría, es la titular de los derechos del redondeo y del programa Bécalos, esos nobles planes educativos que desde su inicio en el año 2000 hasta la fecha (y contando) han sido administrados con el supuesto objetivo de financiar la educación mediante aportaciones voluntarias del público en general. Pero claro, eso es en teoría.

Porque en la práctica, todo el concepto fue vilmente plagiado y adjudicado por cierto personaje que usaba botas (y no precisamente de trabajo) a su mano derecha, un genio de la apropiación indebida que convirtió una idea altruista en un jugoso negocio para sus allegados. Se suponía que habría transparencia: informes mensuales de recaudaciones y aplicación de fondos, con el fin de evitar que el dinero terminara en manos de personas que no lo necesitaban o, peor aún, en las cuentas bancarias de estudiantes profesionales de la beca, esos que han hecho del estudio su modo de vida sin jamás ejercer una sola carrera.

Pero, como era de esperarse en un país donde la tranza es deporte nacional, se orquestó un contubernio tan bien diseñado que el dinero del fondo jamás tuvo un destino claro. Ahora, el redondeo no es más que una marca registrada que cada quien usa como le viene en gana: tiendas de autoservicio, bancos, cadenas de conveniencia… todos encantados de explotar el término para disfrazar sus propios intereses. ¿El “Redondeo”? Hoy patrocina lo que sea: desde el fondo de pensiones de Mickey Mouse hasta la barda fronteriza de Trump (sí, en serio, hace cinco años lo hacían), pasando por las vacaciones de los dueños de las tiendas que lo promueven.

Y como cereza del pastel, los pobrecitos empresarios que piden al público el redondeo luego deducen esos fondos de sus impuestos. Negocio redondo, ¿no? Robo con certificado de buena causa.

Todo esto fue posible gracias al inefable “Comes y te vas”, el padre del despojo institucionalizado, el mecenas de la rapiña organizada, el mismo que decidió regalar a sus “amigos” un fondo creado con el dinero del pueblo para que robaran con absoluta impunidad. Porque, claro, condenar a millones de jóvenes a una educación deficiente no es solo un escándalo financiero, es un crimen de lesa humanidad, IMPRESCRIPTIBLE.

Por eso, desde aquí, con el debido sarcasmo, te hago un Reclamo Histórico: ¿cómo te explico, inepto con apellido de animal (y que el pobre animal no tiene la culpa de semejante comparación), que una idea genuinamente noble habría trascendido por generaciones? ¿Cómo te hago entender que, a pesar de tus tropelías, el programa ha logrado sobrevivir (aunque apenas a un 30% de su potencial), beneficiando a millones? Claro, tu estupidez te exonera por ese pequeño éxito residual, pero te condena por plagiario, ladrón y destructor de oportunidades.

Y para los que siguen usando la marca “Redondeo”® con apellidos exóticos y causas sospechosas, hago un llamado a las autoridades para que los investiguen. Porque si ese dinero no está financiando educación y nadie puede demostrar a dónde va, estamos ante ingresos acumulables sin derecho a deducción, es decir, un FRAUDE.  Dinero que se toman arbitrariamente (ya cargado en el ticket de compra) ¿Y saben qué? Lo peor de todo es que el “vaquero de pacotilla” que inició esto ni siquiera leyó los candados legales que le podrían caer encima. Pero bueno, ¿para qué explicarle algo que nunca entendió ni entenderá? Lo único seguro es que tarde o temprano llegará el día del “Arrímate Chante”, y más vale que traiga a su Mano Derecha… porque la cuenta pendiente se sigue acumulando.

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