¡La Declaración Anual 2024: Tranquilo, No Te Van a Meter Preso! ©

¡Yo!

Se acerca abril y, con él, ese hermoso momento en el que el SAT se convierte en el protagonista de nuestras peores pesadillas. Sí, amigo mío, hablamos de la declaración anual, ese evento que cada año logra que hasta el más valiente considere huir a una isla desierta sin conexión a internet. Pero, ¡relájate! No hay necesidad de comprar un pasaje solo de ida a Timbuktú.

Primero, lo bueno: el SAT no va a enviarte comandos especiales de la Interpol si te equivocas en unos decimales o te olvidas de un recibo del OXXO. Lo más grave que puede pasar es que te llegue un lindo recordatorio (con tono amenazador, pero con corazón) invitándote a “regularizar tu situación fiscal”. O sea, pagar lo que debes. Y si te pasas de vivo, bueno… a nadie le gusta la idea de que le congelen la cuenta justo cuando ibas a pagar esas vacaciones en Cancún.

Ahora, lo malo: la declaración anual no se hace sola. No es como pedir un café en la mañana y que aparezca mágicamente frente a ti (a menos que tengas un mayordomo, en cuyo caso, mis respetos). Hay que ingresar a la plataforma del SAT, revisar ingresos, deducciones, facturas y tener la sensación de estar descifrando jeroglíficos egipcios.

Por suerte, hay un truco: yo. ¡Sí! Un servidor, un buen samaritano que sabe de esto y que puede hacer que tu declaración sea tan sencilla como pedir una pizza.

Mira, podrías hacerlo solo, pero…

  • Si eres de los que revisa un estado de cuenta y le da taquicardia, no lo hagas.
  • Si te da más miedo el SAT que tu ex con acceso a tus fotos de la adolescencia, no lo hagas.
  • Si alguna vez intentaste hacer la declaración y terminaste llorando abrazado a tu perro, definitivamente no lo hagas.

Yo me encargo de todo: desde asegurarnos de que no pagues de más (porque nadie quiere regalarle dinero al gobierno, ¿verdad?), hasta evitar que cometas errores que te den una “invitación” especial del SAT a explicar por qué declaraste menos ingresos que un vendedor de chicles en el semáforo.

Así que, querido lector, si prefieres dedicar tu tiempo a cosas importantes como ver series, comer tacos o simplemente respirar sin ansiedad fiscal, contáctame. Haré que tu declaración sea pan comido y que duermas tranquilo sabiendo que el SAT no va a tocar tu puerta en la madrugada.

¡Nos vemos pronto (en el depósito de tu devolución de impuestos, esperemos)!

Obvio en caso de que resulte un saldo a favor…

Ilustración usada solo para ejemplificar el artículo todos los derechos son de sus creadores originales.

CPA. Huggo Romero Mora™

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