
En Mayo de 2023 tomé una decisión que había postergado por años: terminar la carrera de Derecho. La había dejado truncada al iniciar el tercer semestre en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). La vida me llevó por otros caminos, pero algo en mí nunca soltó la idea de concluirla. Así que decidí empezar de cero en la Universidad Ciudadana de Nuevo León (UCNL), una institución en línea que me ha demostrado ser una magnífica opción para quienes, como yo, tienen el deseo y la determinación de cerrar ciclos importantes.
Lo relevante de esta decisión es lo que la impulsó. Puede que algunos no lo crean, pero en abril de 2023, durante Semana Santa, leí “El Proceso de Cristo” del eminente abogado y escritor Ignacio Burgoa Orihuela. Ese libro, con su análisis del juicio de Jesús, fue el detonante. Burgoa describe cómo Nicodemo, con una brillante defensa, demostró la inocencia de Cristo, y aun así, los jueces y las partes fallaron en su contra, motivados por ambiciones personales y presiones externas. La injusticia plasmada en esas páginas me sacudió. Me hizo ver que más allá de la ley y de la conveniencia, lo que realmente importa es la justicia.
Decidí entonces acabar la carrera con un propósito claro: buscar la justicia, no solo aplicar la ley. La diferencia entre ambas puede parecer sutil, pero en la práctica es abismal. No se trata de seguir ciegamente códigos y procedimientos, sino de velar por la equidad, la verdad y el derecho de las personas más allá de tecnicismos leguleyos y artificios procesales.
Espero, con esta decisión, poder aportar mi grano de arena a la sociedad, ayudando a quienes lo necesiten en la búsqueda de la justicia. Porque al final del día, la ley sin justicia es solo una trampa bien redactada.
Imagen del libro tomada solamente para ilustrar el artículo todos los derechos son de su creador original.

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