“La envidia es una emoción negativa que se siente cuando se desea algo que no se tiene. Se caracteriza por el malestar y el deseo de que la persona que tiene lo que se desea lo pierda”.
La Envidia: El Impuesto Invisible que Destruye Negocios
En un mundo perfecto, las grandes ideas son reconocidas, aplaudidas y, sobre todo, ejecutadas con éxito. Pero este no es un mundo perfecto. Aquí, la envidia es la moneda de cambio de los mediocres, y la inteligencia es castigada con la furia de quienes se creen dueños de una visión que jamás han tenido.
Así comienza nuestra historia: tres socios, una idea brillante y un sistema fiscal que estaba destinado a cambiar la vida de los contribuyentes para siempre. La solución era sencilla, revolucionaria y, sobre todo, rentable. Pero como bien dice el refrán, no hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor socio que el que no quiere aceptar que alguien más piensa mejor que él.
El cerebro detrás de la operación –llamémosle ‘el visionario’– tenía claro que la tecnología y la automatización podían simplificar la vida de los pagadores de impuestos. Así que diseñó una App que hacía justo eso: convertir los procesos fiscales en algo tan fácil como pedir una pizza. Y por supuesto, era un éxito en potencia. Pero había un problema: los otros dos socios no entendían ni el concepto ni el alcance del invento. Y lo que no se entiende, se teme; y lo que se teme, se destruye.
¿Y qué hicieron estos dos guardianes del statu quo? En lugar de confiar en la visión del genio que tenían en su equipo, decidieron boicotear el proyecto. Argumentaron que no era viable, que nadie lo entendería, que los contribuyentes ‘no estaban listos’. En realidad, los únicos que no estaban listos eran ellos, porque aceptar que alguien más pudiera ver lo que ellos jamás verían era un golpe demasiado fuerte para sus egos inflados.
Así que, con la sutileza de un elefante en una cristalería, sabotearon su propio negocio. Destruyeron lo que pudo haber sido la gallina de los huevos de oro simplemente porque no podían soportar que la idea no hubiera salido de sus cabezas. Dejaron morir un proyecto que habría hecho millonarios a los tres, simplemente porque preferían ser pobres a aceptar que alguien tenía más visión de negocio que ellos.
Pero lo que no sabían estos estrategas de la autodestrucción empresarial es que el visionario no se quedó llorando sobre los escombros. Mientras ellos se felicitaban por haber apagado la llama del ingenio, él ya estaba creando una nueva versión de la App, más potente, más eficiente y sin la carga innecesaria de socios tóxicos. Y cuando la lance, esos mismos que lo boicotearon tendrán que pagar por usarla.
Porque la verdadera venganza no es demostrar que tenías razón. La verdadera venganza es cobrarle a los envidiosos por el derecho de usar lo que destruyeron.
Jaque Mate.
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