¿Qué tal si, a través de la lectura, las y los niños no sólo pudieran mejorar su comprensión de los textos, sino también trabajar activamente en valores y virtudes que fomenten su resiliencia ante los retos de la vida?
Este era el objetivo de 27 estudiantes de la Universidad de Monterrey que durante el semestre Primavera 2022 trabajaron para las alumnas de los tres grados de secundaria de la Escuela León Ortigosa A.B.P., como parte de la asignatura Psicología Cognitiva, la cual es parte del modelo de Aprendizaje en el Servicio.
Julia Gallegos Guajardo, profesora de la materia perteneciente a la Escuela de Psicología, explica que atentamente escucharon la necesidad de la institución beneficiaria: fomentar la lectura de comprensión mediante temáticas que además promuevan la resiliencia y los valores. Eran conscientes, además, de que las beneficiadas viven en situación de vulnerabilidad.
Así, las y los universitarios crearon cuadernos de trabajo donde cada historia o texto elegido sirve para impulsar las seis virtudes y las 24 fortalezas de carácter propuestas por los doctores Martin Seligman y Christopher Peterson, pioneros de la psicología positiva.
Dichas virtudes son la templanza, la sabiduría y el conocimiento, la trascendencia, el valor, la humanidad y la justicia. Cada virtud tiene fortalezas de carácter correspondientes. Por ejemplo, en el caso del valor, las fortalezas de carácter que lo integran son valentía, perseverancia, honestidad, y vitalidad.
En los materiales, además de lecturas de comprensión, los estudiantes de la UDEM añadieron juegos como sopa de letras, memoramas y serpientes y escaleras, aparte de reflexiones para reforzar todo el aprendizaje.
“Me parece que el punto clave de proyectos así es trascender en el servicio”, indica Gallegos Guajardo. “Lo que lo hace particularmente importante es que nace de la Escuela León Ortigosa, es algo que ellos proponen, de una necesidad real, tangible, inmediata”.
La docente señala que otra ventaja de los cuadernos entregados es su flexibilidad: las maestras de las jóvenes pueden optar por implementar las actividades cuando gusten y sin la necesidad de seguir un orden específico: son herramientas útiles en todo momento.
Alicia Calderón Torres, representante de la Escuela León Ortigosa A.B.P., concuerda: “para nosotros es básico tener muchas estrategias para promover los pilares de la educación, como lo es la comprensión lectora. Las niñas vienen con rezago o a veces hasta inmadurez en estas habilidades por su situación de vida”.
Añade que la dinámica trae beneficios para ambas partes involucradas: a las adolescentes las lleva a la reflexión y al aprendizaje significativo, mientras que a los alumnos de la UDEM les permite enriquecerse a través de la investigación y el aplicar los conocimientos al servicio de otros.
Ana Paula Cázares Acévez, estudiante de la UDEM involucrada en el proyecto, señala que su equipo buscó información sobre las múltiples utilidades de la lectura a nivel cognitivo y social. También encontraron que México tiene uno de los últimos lugares de lectura a nivel mundial. Por ello, quisieron que las jóvenes de la Escuela desarrollaran el gusto por las letras.
“Para las niñas un aspecto clave en el aprendizaje es su situación de vida en particular, por lo que ubicar a cada niña en su contexto va a influir en lo que cada maestra pueda recomendar. Vale la pena sugerir lecturas que enseñen sobre el optimismo y la resiliencia”, ahondó.
“Nos impactó mucho que, después del proceso complejo de la elaboración de nuestros proyectos, pudimos llegar a ser parte de algo más grande que nosotros, a contribuir a este propósito de que las niñas no solo aprendan a leer, sino que aprendan su valor”.
Su compañera María Fernanda Barroso Levi complementa que otra meta era hacer de la enseñanza un proceso divertido: “al hacer los cuadernos nos pusimos a pensar que vamos a ayudar a los demás para que encuentren la escuela divertida, que puedan disfrutar aprendiendo cosas importantes”.
