Raúl A. Rubio Cano
El 2 de febrero es el Día de la Candelaria en México y, por supuesto, de comer ricos tamales; pero también, a nivel mundial, la Humanidad celebra el Día de los Humedales, esas tierras que son aptas para tener un alto nivel de humedad (de ahí su nombre) que le es proporcionada por diferentes cuerpos de agua, como lo son: ojos de agua, arroyo, ríos, mares, para así, los humedales, ser base sustantiva de muy diversas formas de vida y servicios ambientales a ecosistemas en los que influyen y, hasta mejorar el medio ambiente de pueblos y metrópolis.
Según Wikipedia: “La categoría biológica de humedal comprende zonas de propiedades geológicas diversas como ciénagas, esteros, marismas, pantanos, turberas, así como las zonas de costa marítima que presentan anegación periódica por el régimen de mareas (manglares). El Día Mundial de los Humedales se celebra cada 2 de febrero, desde que en 1971 se llevara a cabo la Convención de Ramsar”.
Gracias a la comunicación con el doctor en geociencias, Igor Ishi Rubio Cisneros, nos informa que la Universidad de los Andes en Venezuela, han hecho un llamado este día al rescate de los humedales, señalando lo siguiente: “ Casi el 90% de los humedales del mundo se han degradado desde 1700, y estamos perdiendo humedales tres veces más rápido que bosques. Sin embargo, los humedales son ecosistemas de importancia crítica que contribuyen a la biodiversidad, la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo, la disponibilidad de agua dulce, las economías mundiales y mucho más. Es urgente que aumentemos la concienciación mundial sobre los humedales para invertir su rápida pérdida y fomentar acciones para conservarlos y restaurarlos. El Día Mundial de los Humedales es el momento ideal para que la gente conozca mejor estos ecosistemas de importancia crítica”. (https://www.unep.org/es/events/un-day/dia-mundial-de-los-humedales-2023)
Humedales y la metropolitana ciudad de Monterrey
Estimaciones sobre los servicios ambientales que prestan los humedales del río Santa Catarina, columna vertebral del área metropolitana de Monterrey, Nuevo León, es del orden de mil 300 millones de dólares anuales, río que no recibe a la fecha atención alguna de parte de los tres niveles de gobierno para mejorar su existencia y sí, constantemente se le ha buscado generarle afectaciones muy diversas.
Sin embargo, cuando hay voluntad política para su protección, las cosas pueden cambiar tremendamente en la conformación natural de ese río, como fue el caso en la administración de la secretaría de Desarrollo Sustentable del Estado, dirigida por Fernando Gutiérrez, que entre el gobierno de Natividad González Parás y el de Rodrigo Medina, se impidió –con mano dura de Gutiérrez- muy diversas agresiones, simplemente, con el no permitir el ingreso humano y sus actividades a su lecho y, a la vuelta de los años, el río se convirtió en el bosque urbano más grande de Monterrey y otros municipios, brindándonos una mejor oxigenación, capturas de polvos de diversos tamaños, refrescando la ciudad con su arbolado y demás vegetación, atracción de peces diversos y aves, como también, de mamíferos acuáticos como mapaches y castores; amplia documentación de la naturaleza estructural de este río y sus servicios ambientales en nuestra área metropolitana , es la que presenta el doctor Igor Ishi Rubio Cisneros, en su obra de: “Ecología y Estado. Forma, fondo y territorios vecinos de México. Ed. UANL, 2018
Gobierno del Estado de Nuevo León y Humedales
En este tenor de reflexiones y defensa de los Humedales, llama la atención las actividades desarrolladas por el empresario y defensor de la Sierra de Picachos, el ingeniero, Alfonso Barragán y diversos organismos ambientales para la salvaguarda de los escurrimientos y de los humedales que se van formando en esa conformación montañosa, sobre todo, en los municipios como Higueras, Cerralvo, Doctor González, en el Este de esa sierra, ante las amenazas de destrucción de los mismos, por las actividades extractivistas de la pedrera Matrimar en el municipio de Cerralvo, actividades que se verán incrementadas por la reactivación de construcción del muro fronterizo que se levanta nuevamente en la frontera texana con México, ya que Matrimar es la pedrera más cercana para surtir de materiales pétreos para esa muy cuestionada obra por voces progresistas, defensores de derechos humanos y del medio ambiente, al afectarse en este último caso, a la fauna silvestre migratoria que ya no podrá cruzar el Río Bravo, todo un verdadero crimen ambiental de implicaciones legales internacionales en defensa de la vida animal terrestre.
La reunión del día de ayer, que correspondió a la Segunda sesión ordinaria del Consejo de las Áreas Naturales Protegidas, en las instalaciones del Centro Interpretativo Ambiental Sustentable y Viñedos, sitio ubicado a las faldas de la Sierra de Picachos, en el municipio de Higueras Nuevo León, fue para firmar un plan de trabajo de la Alianza por la Diversidad de Nuevo León, en su lucha para el salvamento y conservación de Humedales en la entidad, organismos que mucho tienen que ver con la salvaguarda de la misma Sierra de Picachos, área natural protegida, pero que ante la rapacidad de los pedreros de Matrimar se atenta su vida y la del vital líquido en la zona, como es la realidad muy lamentable de los impactos hidrogeológicos al arroyo Mojarras ¡Órale!
