Se celebra desde 1972 con el objetivo de concientizar a la población en la importancia del cuidado de la naturaleza y la biodiversidad, además de buscar alternativas que permitan el desarrollo de la humanidad en equilibrio con el resto de las especies del planeta.
El origen de esta celebración es una carta que el general y ex presidente argentino Juan Domingo Perón escribió en 1972, durante su exilio en España, al entonces Secretario General de las Naciones Unidas, Kurt Waldheim:
“Ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología. Es necesario revertir de inmediato la dirección de esa marcha, a través de una acción mancomunada internacional”.
La ONU decidió adoptar esa propuesta para motivar la responsabilidad con el medio ambiente, sobre todo a la protección y el cuidado de los espacios naturales con valores singulares de flora, fauna y/o paisaje.
Uno de los principales objetivos de las Naciones Unidas, es conseguir un mundo más sostenible, esto es lo que promueve en la Agenda 2030, lograr que los países obtengan su desarrollo sin afectar la naturaleza, más bien aprovechando los recursos renovables que esta posee.
La tendencia actual señala que la humanidad está abusando de la capacidad del planeta consumiendo más de lo que este es capaz de regenerar. No obstante, aún no es demasiado tarde para empezar a adoptar medidas que permitan la construcción de un futuro sostenible basado en un consumo responsable con la naturaleza.
La protección de la naturaleza es una necesidad cuya responsabilidad la ostentan todas las personas, mediante el cuidado y la protección de los ecosistemas y de su biodiversidad. Para ello, es necesario el desarrollo de políticas ambientales coherentes, por parte de las instituciones de todos los estados.
Actualmente la implicación ciudadana va en aumento y cada vez existen más normativas orientadas a la gestión y protección de la naturaleza, estableciendo un equilibrio entre el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental.
Además, para aumentar la concientización en esta materia es fundamental la educación ambiental. Esta educación debe estar basada en valores ambientales que sean aplicables a cualquier actitud en sociedad. El objetivo último es el fomento de la capacidad crítica y el desarrollo del juicio de valor teniendo en cuenta las implicaciones de protección de la naturaleza y la gestión sostenible del entorno.
La mejor manera de ayudar con este propósito es cumpliendo los siguientes objetivos:
- Utilizar fuentes energéticas renovables.
- Reciclar y reutilizar el plástico y todo aquel material de desecho con el cual se puedan crear nuevos productos.
- Hacerle mantenimiento regular al automóvil o cambiarlo por uno que use biocombustibles o energía eléctrica solar.
- Construir urbanismos de techos verdes.
- Generar composta orgánica en nuestros hogares para reducir la basura en las ciudades.
- Llevar bolsas de compras ecológicas.
- Reducir nuestra huella de carbono.